domingo, 5 de junio de 2011

Jacarandas, "La Jodienda no Tiene Enmienda"



Demasiado ocupado con el acontecer cotidiano, que por estos días había sido intenso, no me había dado cuenta de que las jacarandas ya estaban al final de la primera floración, hasta que un día me encontré, por casualidad con Fuen. Ella me recordó, en la fluida charla, que solo quedaban en las copas de los arboles las ultimas flores azules y que el verde, por días, estaba ganando terreno al lila de las flores mágicas de las jacarandas.

Precisamente tenia en la cabeza un cuento sobre las flores azules, y pretendía ilustrarlo con una fotografía de una cajita llena de flores, así que me di prisa para poder hacerla, o perdería la floración y también la foto. Sabia donde habría suficientes para conseguir mi objetivo, me acerque a Puerta Oscura, y allí, ya en el paseo, empecé a recoger las suficientes para llenar la pequeña caja de cartón. Me di cuenta de que dos mujeres de mediana edad, y de muy buen ver, estaban pendientes de mis evoluciones, pero proseguí con la tarea. Se acercaron y me preguntaron con curiosidad acerca de lo que estaba haciendo y que utilidad tenían las flores. Las mire con seguridad y pensé que unas risas y unas bromas no vendrían mal.

-"¿Las flores?"-, -"Bueno.... saben... ayudan"-, -"Una vez secas, y tomadas en infusión, aumentan la potencia sexual en los hombres"-. Las dos se rieron a carcajadas y yo las acompañe en las risas. -"¿No sera verdad?"-, pregunto la más joven. -"A mi me funcionan"-, afirme. Se volvieron a reír, pero insistieron en sus preguntas sobre el tema, ya les había asaltado la duda al ver que mis afirmaciones se manifestaban con total seguridad. Ante la persistencia de sus preguntas, continué dándoles las explicaciónes sin que ellas dejaran de reírse. -"Si quieren les dejo el teléfono de mi mujer, y si hace falta, para que estén más seguras, el de mi amante y verán lo que les cuentan"-. Menudo fantasmón, pensarían las mujeres..... pero ya había sembrado las dudas y ellas seguían preguntando con curiosidad y riendo a pierna suelta.

Ya había llenado mi caja, y me marche despidiéndome de ellas. Cuando ya estaba suficientemente lejos, me di la vuelta con disimulo, y el que ahora se reía era yo. Me oculte detrás de unos arboles, pero seguí cotilleando su aptitud. Las dos mujeres se habían puesto a recoger flores azules del suelo a toda prisa, ya casi no hacia falta que los barrenderos del parque trabajaran ese día. Me aleje definitivamente con una amplia sonrisa en la boca. Seguro que esa noche, las dos tendrían fiesta en su cama.

Al llegar a casa, a la noche, pensé en la posibilidad real de que las dos mujeres hubieran hecho la prueba de las jacarandas, y en el riesgo de que les hubiera sentado mal el brebaje a sus esposos. Busque en la red y pude conocer que no había problemas, las jacarandas han sido empleadas desde siempre en medicina natural, como remedio para un montón de afecciones (disentería amebiana, blenorrajia, reumatismo, incluso algunas enfermedades de la piel), así que a ellas también les habría funcionado. Basta con creerlo para que funcione y ellas se lo habían creído. Seguro que funciono.

sábado, 4 de junio de 2011

Los Colores del Silencio, "El Primer Beso en Rojo"


Nuevamente, como cada amanecer antes de dar el salto de la cama, allí estaba la muchacha en la pequeña pantalla. El día iba a ser freso, a su llegada a Villanueva seguro que la temperatura estaría por los dos o tres grados. Había que levantarse y tomar ropa de abrigo.

El Tejedor se fijo en ella como hacia casi a diario, hoy parecía más guapa que de costumbre, pero seguía demasiado delgada. No paraba de hacer gestos explicando el tiempo que hacia esa mañana señalando los mapas .

Ya hacia varios meses que al sonar el despertador a las siete en punto, lo primero que hacia era encender el televisor, ver las noticias y dos minutos después a la muchacha informándole del tiempo que encontraría al salir a la calle. Desde el primer día le había llamado la atención el raro apellido de la joven, aumentándose su curiosidad con el paso del tiempo, por la coincidencia del apellido con el de otra persona que había conocido hacia más de 48 años . Recordaba los apellidos de María José ("Blanca Nieves"), una amiga de los 16 años, amiga a su vez de Solé, su primera "novia", en la época en que la vida nos enfrenta a los aprendizajes y descubrimientos vitales.

Ya hacia meses que lo tenia pensado, pero había llegado el día, estaba decidido : -"De hoy no pasa"-, se dijo. Y dicho y echo, a la tarde, después de su jornada de trabajo, tejequeteje, se sentó ante el ordenador, busco el "Face", busco la casilla , y escribió en ella el nombre y los dos apellidos que bien recordaba.

No tardo en llegar la respuesta, !!era ella¡¡. Solo habían pasado 48 horas y ya tenia un mensaje en su buzón: "Claro que se quien eres, y siempre te he recordado. Sigo guardando desde entonces algunas cosas tuyas. Aquí tengo un escrito que me dejaste con algunos consejos y que siempre he llevado conmigo....". Durante semanas estuvieron mandándose correos, recordando algunas cosas y contándose algo de sus vidas. Le hablo de que seguía siendo amiga de Sole, que seguían viéndose con cierta frecuencia, incluso le mando una fotografía reciente de las dos juntas.

Miro y miro la foto varias veces, le impresiono, y no precisamente por el cambio de la imagen que tenia de ellas, de los 16 años a los 62 que tenían ahora. La impresión fue como sentirse asimismo mirándose en un espejo al verlas a ellas en aquella fotografía.

Durante semanas medito acerca del paso del tiempo y de los vaivenes del destino. De como se va conformando el camino que cada cual recorre, sin apenas haber intervenido en la toma de decisiones acerca de cual sendero tomar en las bifurcaciónes que se había encontrado.

En fin, de eso ya hace meses. Nunca supo, ni se intereso por preguntar, acerca de la coincidencia del poco común apellido con la delgada chica del tiempo de las 7 de la mañana. Pero eso si, de inmediato y durante semanas, le vinieron los más gratos recuerdos de aquella época dura de la posguerra en un barrio de la periferia de la capital, todavía con chabolas y cicatrices de la contienda.

Recordó algo, con todo tipo de detalle, algo que nunca olvida nadie, el primer beso de la inocencia enamorada. Luego vendrían otros chispeantes ojos enamorados, otras primeras caricias, otros primeros besos, pero nunca como aquel.

Ajenos a su entorno, sentados en aquellas incomodas butacas de cine de barrio de sesión continua, sin dejar de lanzarse miradas cómplices, clavándose la pupila del uno en el otro, las manos juntas, acariciándose con ternura. Y el olor, el olor peculiar de su piel, que el Tejedor seguía recordando a pesar de la distancia. De vez en cuando algún ruido causado por los manporros que se lanzaban John Wayne y Lee Marvin, interrumpía el circuito eléctrico de sus ojos, pero por escasos segundos, de inmediato, al unisono, como por un resorte común, sus cabezas volvían a establecer la conexión.

El silencio se hizo total, como si nada estuviera ocurriendo, a pesar de que en la pantalla seguían lanzándose mesas y sillas, destrozando la taberna con la pelea.

Y llego lo que tenia que llegar, antes o después habría llegado, el primer beso apasionado, la primera inocente entrega. Aquel intenso silencio tenia color, el fuerte color rojo de los primeros besos que nunca se olvida.

En traducción "librisima" de la canción de Purcell "Sweeter Than Roses": "Primero fue la mirada, después un escalofrío que me hizo temblar. El primer beso es del color de las rosas".

Un regalo para Irune con quien tengo un reto ya hace años. Y especialmente para Sole, protagonista de esta historia.