sábado, 8 de marzo de 2014

Lirios


Siempre he tenido un agradable recuerdo de aquella excursión, y por lo que se ellos también.  He regresado varias veces yo solo a aquel lugar y al cabo de los años, los bulbos que plantamos ya se habían convertido en una pradera de flores de colores, amarillos, blancos y rosados que cada primavera celebran con fuerza la llegada del buen tiempo.






Hace ya más de 30 años, cuando Richar, David y Mario eran pequeños, Mario solo tenia 4 años, hicimos una excursión a la montaña, a lo más alto que ellos podrían aguantar caminando  caminando.  Habíamos comprados dos o tres docenas de bulbos de nardos y jacintos. Entre cuentos de duendes de la montaña, los bocatas de tortilla y no sin antes plantar en la meseta de la cima los mágicos bulbos,  pasamos la mañana.


Del entrañable recuerdo de aquel día surgió esta obra. Hilos de la urdimbre  del telar, trozos de tela, y pequeños fragmentos de teflon , residuos de un túnel de reciclado de bandejas de horno que tenia un amigo,  fueron los elementos principales que le dieron forma.


Collage sobre tela y madera, de medidas 120 cm. X 85 cm.

lunes, 13 de enero de 2014

Ser de un Lugar "La Mujer del Autobus"



La misma noche en que me mandaste el correo, observe  detenidamente una y otra vez  cada uno de los personajes, en algunos me entretuve recreándome un buen rato... y por supuesto escuche la música. Entró  por lo poros de mi piel acariciándola y se expandió por todos los sentidos.

Durante toda la noche había estado lloviendo copiosamente.  De madrugada el chaparrón había cesado, en el ambiente había quedado una una intensa humedad, provocando que los cristales del autobús se empañaran con un fuerte vaho que hacia casi opaca la visión del exterior. Desde fuera solo entraba un arco iris que se transmitía por las lunas del vehículo llegando al interior. Imaginé los colores de las  vidrieras de una catedral gótica con el reflejo del alumbrado callejero y las señales de trafico.

A esa hora, solo cuatro viajeros.  Cerca, en los asientos de la derecha una mujer de formas redondeadas, bien entrada en los treinta y con rasgos indígenas, mantenía una conversión telefónica que me llamo la atención. No entendía nada, rápido y fijandome más en sus rasgos físicos, intuí que hablaba en guaraní. Por unos segundos pude ver como sus ojos se hacían agua. El autobús seguía con su traquetreo y la charla continuaba. Pude percibí como la mujer sobreponiendose a su emoción hacia lo posible por que su interlocutor no advirtiera su desasosiego y las lágrimas que ya caían por sus mejillas sin reparar en mi cercana presencia.

La mujer era paraguaya, uno de tantos seres humanos que tienen que abandonar su tierra y a los suyos en busca de un trozo de pan.

Vertiginosamente por mi mente circularon imagenes de los recientes incidentes con las barbaras concertinas desplegadas en la frontera melillense y la discusión de los políticos sobre sí sus cuchillas cortan o no. Quizás alguno tendría que pasárselas por los cojones para realizar una comprobación empírica del asunto. ¡Discusión zanjada!.

Parecía que la charla llegaba a su final cuando escuché, en perfecto castellano, las ultimas palabras de la misma. --"Hija...  que Dios te bendiga"--, --"Te quiero"--. Esperó unos segundos la respuesta del otro lado del teléfono y la conversación termino.

Pensé que nada ni nadie, ninguna barrera , podrá hacer nunca que alguien que no tiene pan para darle de comer a sus hijos, lo busque donde lo pueda encontrar saltándose todas las cuchillas que los poderosos puedan poner en su camino.

A la noche, de regreso a casa, escuche varias veces más la música del vídeo que me habías mandado , Marian. Ahora sí,  tratando de entrar en los sentimientos y las emociones que se perciben en cada uno de los personaje del coro, recordándome en paralelo, a la mujer del autobús.

(En el vídeo una representación "muy especial" del coro de esclavos de la opera Nabucco de Verdi)




sábado, 4 de enero de 2014

Tequila, Limas y Limónes




Cuando Cony regreso al otro lado del "Charco", dejo aquí un tren con diez vagones, cada uno de ellos cargado con un ciento de cosas, la mayoría de ellas de las que no se pueden tocar, cosas de "los adentros", otras de ellas de las que si se pueden acariciar , unas y otras han ido mantenido su presencia permanente con el paso de los años.

Meses después de su partida me propuse dar forma y color a un lienzo con sus recuerdos. La pintura empezó siendo un bodegon. Una composición formada en un primer plano , en grandes dimensiones, y ocupando casi la mitad del cuadro, por un grupo de limas y limones, de fuertes colores amarillos y verdes, entre ellos en diagonal, parte de estilizada botella azul de tequila que medio llena había dejado.

Cuando después de semanas , y ya las lineas y los colores empezaban  a tomar forma, se me ocurrió abrir la botella y libar su contenido, como si fuera a ella misma. El lienzo, con el que había trabajado ya durante semanas, en solo unas horas, tomo de repente , con una inusitada rapidez , dejandome llevar por los sentidos, unas formas y unos colores que nada tenían que ver con el origen de la obra.

Ahora ya solo quedan dos dedos de liquido en la botella, que sigo guardando con como un fetiche cerca de los botes de pigmento, además de su recuerdo siempre presente.

Lienzo sobre madera, de medidas 120 cm. X  130 cm..