martes, 1 de noviembre de 2011

Las Tres Hojas, - Cuento de Otoño-, (Segunda Parte)


El pequeño retoño de arbolito, que había crecido por culpa de las semillas de higuera que trajo el gorrión a mi jardín , y que las tres hojas dieron cobijo y alimento durante los últimos días del otoño y las semanas de invierno que le siguieron, había seguido creciendo. Minúsculas raíces arañaron la tierra buscando el alimento, y del tronco seco, cuando llagaron las primeras jornadas templadas de la primavera, pequeños brotes verdes crecieron sin parar. Se convirtieron en ramas, de las que nuevamente nacieron otras ramitas, que poco a poco, según el sol calentaba mas cada día, se fueron poblando de hojas.

En esos primeros meses dude de cortar la higuera que ya tenia en el jardín. El lugar donde había decidido nacer no era el más adecuado, a tan solo un par de metros de la casa y junto al muro de piedra. En pocos años crecería y crecería, y las raíces , ya grandes podrían dañar la estructura del edificio. Pero los muros se habían construido sólidamente y el talud de piedra que yo mismo había construido, estaba anclado sifucientemente en el suelo y su espesor aguantaría cualquier cosa, así que decidí dejarla crecer para que pudiera servir de refugio a los gorriones, y ellos y yo pudiéramos disfrutar de los dulces frutos que generosamente nos habría de dar.

Así paso el primer año, y la higuera creció anclada a sus raíces y lanzando altas ramas en dirección al cielo. Los gorriones disfrutaron a la sombra de sus hojas, y yo disfrutaba cada día de ver nacer más y más hojas y escuchando los trinos de los gorriones en sus juegos entre las ramas del árbol.

Ese verano, tan solo algunos higos habían salido en sus ramas, y la verdad es que muy pequeños. Cuando pensé que ya estaban a punto, corte algunos y trate de probarlos, pero que va..... estaban insípidos y secos, más secos que "la pata Perico". Pensé que eso habría ocurrido por ser una higuera primeriza, con tan solo unos pocos meses, y que al año siguiente no ocurriría lo mismo, por lo que no había más remedio que armarse de paciencia y dejar a la naturaleza que hiciera su trabajo.

Paso el verano y luego un año más. El árbol se había hecho grande y ya podía ver todas su ramas repletas de frutos verdes que poco a poco estaban madurando. En esta ocasión parecía que todo estaba perfecto, los higos tenían un color verde que era una delicia y se mostraban apetecibles.
Cuando y tenia claro que estaban maduros, corte tres o cuatro, y desilusión.... ! estaban igual que los del año anterior, sin color y secos... todos igual, secos ¡.

Los gorriones seguían guareciendose a la sombra de sus hojas y cantando sin parar, ellos tenían una buena casa, y yo seguía disfrutando de los trinos de los pájaros, pero de higos, nada de nada. Nuevamente, frustrado, me asalto la tentación de cortarla de cuajo,, pero aguante unos cuantos días más para tomar la decisión definitiva.

Cada mañana al entrar, la higuera estaba allí, mirándome. Los pájaros cada vez disfrutaban más en el árbol y se hacían notar con el bullicio de sus juegos. Día a día la idea de cortarla se estaba perdiendo, y por fin decidí otra cosa. Esperaría un año más, pero antes, mediado el invierno, buscaría una pequeño brote de otra higuera que ya hubiera dado higos bien dulces y abundantes y haría un injerto sobre el tronco de mi amiga la higuera del gorrión y las tres hojas de otoño.

Ya solo hay que esperar un año más, regalarle por Reyes una pequeña ayudita a mi amiga, y seguirla con mimos y cuidados cada día.

(La primera parte de este cuentecito, que continuara hasta que de la higuera salgan frutos dulces, se publico en este blog en 31 de Noviembre de 2008 http://tejedor61.blogspot.com/2008/11/las-tres-hojas-cuento-de-otoo.html ).

lunes, 10 de octubre de 2011

Musicos Callejeros, Una Jalisqueña en La Alpujarra


Erase una vez una chica pegada a una guitarra. La encontré por primera vez en el Callejón de la Tejedora, a media mañana. Su voz , su guitarra, y su cuerpo menudo en una sola sinfonía, me llamaron tanto la atención que me engancho desde el primer momento y la perseguí discretamente por las estrechas callejas de Pampaneira .

Cualquier rincón escondido, a la vuelta de cualquier recodo de las blancas, empinadas y estrechas calles del pueblo, era un excelente escenario improvisado para que dejara escapar el sonido de su guitarra y el sentir de sus canciones. Después del Callejón de la Tejedora volví a encontrarla frente a la "Bodeguita", en la calle donde fluye el agua que viene de lo más alto de Sierra Nevada.

Yanin es de México , de la ciudad Guadalajara, en el estado de Jalisco. Ya hace 4 años que recalo en Granada con la idea de aprender cante flamenco, pero se ve a la legua que con lo que de verdad disfruta es cantando a la vida, lanzando al viento la vida que lleva dentro.

Las hortensias empiezan a romper entrado el Otoño en la sierra. Un buen manojo para Yanin.



sábado, 17 de septiembre de 2011

Construir con Balas de Paja , (Primera Parte)




Habíamos quedado la noche anterior con Juani . Por la mañana nos tenia que traer el remolque del tractor bien repleto de balas de paja. Muy temprano empezamos a acondicionar el pajar colocando en el suelo soportes , para que allanándolo nos permitiera el apilado correcto de la carga. Al bajar al pueblo para recoger la cámara, que había olvidado le vi aparecer en dirección contraria a la mía, camino de la casa, ya con toda la tarea casi hecha, se nos había adelantado empezando a cargar el remolque en el campo desde el amanecer. Me di prisa en regresar, pero llegue ya cuando estaba desatando las cinchas que afianzaban la carga, y se disponía a descargar la mercancía.

No paro de hablar ni un minuto, y mucho menos desde que le insinuamos lo que pretendíamos hacer con la paja.

-"¿Sabes lo que quiere hacer este con la paja?"-, Rafael me señalo con la mirada a la vez que sonreía. Me miraron los dos. Pensé que nos tacharía de locos, pero no fue así, nada de extrañarse, sino todo lo contrario. -"Pues para eso lo mejor el el avenate, esta paja es de cebada, que tiene la caña mas gruesa y se parte en trozos más grandes, la de avena se hace en trozos mas chicos, con lo que al hacer al alpacas queda mucho más prensado y tarda muchisimo más tiempo en deshacerse, y si la maquina lo sujeta a tres, se hace un bloque que no hay quien deshaga"-.

Nos había entendido perfectamente ,y se había sumado al "club" sin quererlo, con su charla. Sabia bien lo que decía en sus comentarios, que enlazaba uno tras otros y casi siempre sobre el mismo tema, que le había llamado la atención , había picado su curiosidad, y empezaba a apasionarle.

Nos contó de un vecino que había hecho una estructura metálica para una nave de aperos de labranza en el campo, pidió permiso para realizar el cerramiento con bloques de ladrillo y no se lo dieron, así que decidió cerrarla con balas de paja de la cosecha de ese año, y le había durado la estructura más de cinco años. -"Y si hubiera repellado los tabicones de paja con barro y cal, habrían permanecido en pie toda la vida"- , continuo.

La carga iba reduciendo su volumen en lo alto del remolque y llenando el pajar. Uno desde lo alto lanzaba las alpacas al suelo, otro acarreando las acercaba a la puerta del pajar, y el tercero las apilaba convenientemente una junto a la otra y luego en otra fila superior, pero la charla seguía sin interrumpir el trabajo.

-"Las de avenate, esas son las mejores... resistirán más y salen todas iguales, y si se atan a tres chinchas, ya para siempre"-, repitio el joven desde lo alto del remolque-".

-"Los troncos de chopo, son fenomenales para la estructura del tejado, y para la cubierta, lo que siempre se usó: carrizo, lastón y brezo-", -"Prietas y bien tramadas las pañetas, no dejaran pasar ni una gota de agua"-.

Semanas buscando documentación y bibliografía, y no habíamos llegado ni a la suela del zapato de la sabiduría del joven labrador, que nos estaba dando una lección, y que coincidía en sus comentarios casi al cien por cien , con cuanto habíamos conocido en nuestra búsqueda.

El primer paso estaba dado, ahora solo teníamos que avanzar un poco más.





lunes, 12 de septiembre de 2011

Atardecer desde Hondonero, "El Dedo Quebrado"




Nunca supe porque la paloma siempre quiso ser águila y nunca lo dejó de intentar. Quizás lo que quería en realidad era volar en lo más alto, atravesando las crestas de la montaña y perseguir la luz amarilla y roja del sol del ocaso. Volar y volar por las alturas de la sierra de Las Cabras, y de las agrestes peñas de El Torcal, siempre en dirección al Oeste. A pesar de que sabia que nunca podría ser águila, y de que era imposible ni siquiera acercarse al sol, de que la luz siempre iría muy por delante.

Me llamó para que le ayudara a colocar unos tableros. En unos minutos había llegado a su casa. Colocamos entre los dos las maderas, y de inmediato apago las maquinas, saco un par de banquetas , unas "birras" , y nos pusimos a charlar. Estaba seguro de que en realidad lo único que quería era contarme algo, así que le deje hablar.

No entendía en ese momento, solo lo hice unas horas mas tarde, lo que me estaba intentando comunicar, pero hice como si entendiera con claridad de que me estaba hablado.

-"He estado en el medico"-, me dijo. Puse cara de extrañeza, no sabia que tenia ningún problema de salud. -"Le ha dicho lo que me pasa"-, -" Mire doctor,.. me duele aquí, y aquí, y aquí...."-, hacia gestos tocándose en varias partes del cuerpo con su dedo índice, como si yo mismo fuera el medico. Apretó con su dedo en las piernas, en un brazo, en la frente.. mientras hacia gestos de dolor. -"¿Y sabes lo que hizo el medico?"- . -"¿Que?"-, pregunte impaciente pensando en lo peor. Siguio contandome: -"Me miro fijamente a los ojos, me sonrío.... pidiéndome con un gesto que le diera la mano, la tomo... cogió el dedo índice , y sin dejar de mirarme , hablo pausado..-".
-"No te pasa nada, lo único que tienes es el dedo "quebrado", tienes que curartelo y veras como todo estará solucionado de inmediato"-.

Disimulando con sonrisas hice que entendía lo que me decía, y simplemente nos reímos un rato. Pero el no sabe que no me había enterado ni "papa", pero si que me había hecho pensar .

A la tarde, ya marchándose el sol, me acerque a Hondonero, y me quede un buen rato mirando como por momentos pasaba del amarillo al naranja y luego al rojo, llevándose la luz y escondiéndose detrás de las montañas , siguiendo su propio destino. Me ensimisme en la belleza del atardecer y creo que entendí de lo que me había hablado unas horas antes y un poco del porque la paloma siempre quiso ser águila.

(En el vídeo el Stabat Mater Dolorosa de Pergolesi, en una peculiar interpretación de Andreas Prittwitz, ante un atardecer similar al que yo me encontré el dia de mi relato. La fotografía esta tomada desde lo más alto de la Dehesa de Hondonero, en Villanueva del Rosario).


domingo, 11 de septiembre de 2011

Del Aliño de las Ensaladas, "Un Atardecer en Chinchon"



Nos trajo las viandas, primero la colorida ensalada y al minuto un buen plato de chuletillas de cordero lechal, preparadas en horno de leña.

-"No esta aliñada"-, -"Hoy es lunes y como suelen venir pocos clientes, solo estamos el cocinero y yo"-, nos dijo el joven camarero con una sonrisa.

Efectivamente solo estábamos nosotros tres en el restaurante, por lo que nos habían aposentado en el mejor lugar, en una de las pocas mesas colocadas en la balconada que da a la plaza, con la visión completa del entorno medieval, desde donde podíamos disfrutar del trajín de los lugareños en sus quehaceres cotidianos.

No entendíamos el porque nos había traído sin aliñar la ensalada, ya que no había clientes y en cocinero no tenia ningún otro trabajo. Preguntamos con un gesto casi los tres a la vez, gesto que el ya estaba esperando para darnos la explicación.

-"Verán.... solo somos dos, el cocinero y yo, y para aliñar una buena ensalada hacen falta como mínimo cuatro personas"-. Seguimos atento su explicación, a la vez que nos mirábamos entre nosotros.

-".... Un prudente para la sal, un roñoso para el vinagre, un esplendido para el aceite... y al final, cuando ya este cada cosa en su sitio, por ultimo hace falta un loco..."-. Nos reímos y el con nosotros. Continuo con su explicación: -"Si.. no se extrañen, hace falta un loco bien loco para mover la ensalada-". Termino con su relato y nos reímos de nuevo otra vez los cuatro.
-"Así que escojan papeles, ustedes son tres y uno de nosotros, el cocinero o yo tomaremos el papel que quede"-.

Una buena propuesta, un buen juego al que nos había incitado el camarero, y no nos pudimos negar. Jugamos y creo que fue la ensalada mejor aliñada que recuerdo.

domingo, 5 de junio de 2011

Jacarandas, "La Jodienda no Tiene Enmienda"



Demasiado ocupado con el acontecer cotidiano, que por estos días había sido intenso, no me había dado cuenta de que las jacarandas ya estaban al final de la primera floración, hasta que un día me encontré, por casualidad con Fuen. Ella me recordó, en la fluida charla, que solo quedaban en las copas de los arboles las ultimas flores azules y que el verde, por días, estaba ganando terreno al lila de las flores mágicas de las jacarandas.

Precisamente tenia en la cabeza un cuento sobre las flores azules, y pretendía ilustrarlo con una fotografía de una cajita llena de flores, así que me di prisa para poder hacerla, o perdería la floración y también la foto. Sabia donde habría suficientes para conseguir mi objetivo, me acerque a Puerta Oscura, y allí, ya en el paseo, empecé a recoger las suficientes para llenar la pequeña caja de cartón. Me di cuenta de que dos mujeres de mediana edad, y de muy buen ver, estaban pendientes de mis evoluciones, pero proseguí con la tarea. Se acercaron y me preguntaron con curiosidad acerca de lo que estaba haciendo y que utilidad tenían las flores. Las mire con seguridad y pensé que unas risas y unas bromas no vendrían mal.

-"¿Las flores?"-, -"Bueno.... saben... ayudan"-, -"Una vez secas, y tomadas en infusión, aumentan la potencia sexual en los hombres"-. Las dos se rieron a carcajadas y yo las acompañe en las risas. -"¿No sera verdad?"-, pregunto la más joven. -"A mi me funcionan"-, afirme. Se volvieron a reír, pero insistieron en sus preguntas sobre el tema, ya les había asaltado la duda al ver que mis afirmaciones se manifestaban con total seguridad. Ante la persistencia de sus preguntas, continué dándoles las explicaciónes sin que ellas dejaran de reírse. -"Si quieren les dejo el teléfono de mi mujer, y si hace falta, para que estén más seguras, el de mi amante y verán lo que les cuentan"-. Menudo fantasmón, pensarían las mujeres..... pero ya había sembrado las dudas y ellas seguían preguntando con curiosidad y riendo a pierna suelta.

Ya había llenado mi caja, y me marche despidiéndome de ellas. Cuando ya estaba suficientemente lejos, me di la vuelta con disimulo, y el que ahora se reía era yo. Me oculte detrás de unos arboles, pero seguí cotilleando su aptitud. Las dos mujeres se habían puesto a recoger flores azules del suelo a toda prisa, ya casi no hacia falta que los barrenderos del parque trabajaran ese día. Me aleje definitivamente con una amplia sonrisa en la boca. Seguro que esa noche, las dos tendrían fiesta en su cama.

Al llegar a casa, a la noche, pensé en la posibilidad real de que las dos mujeres hubieran hecho la prueba de las jacarandas, y en el riesgo de que les hubiera sentado mal el brebaje a sus esposos. Busque en la red y pude conocer que no había problemas, las jacarandas han sido empleadas desde siempre en medicina natural, como remedio para un montón de afecciones (disentería amebiana, blenorrajia, reumatismo, incluso algunas enfermedades de la piel), así que a ellas también les habría funcionado. Basta con creerlo para que funcione y ellas se lo habían creído. Seguro que funciono.

sábado, 4 de junio de 2011

Los Colores del Silencio, "El Primer Beso en Rojo"


Nuevamente, como cada amanecer antes de dar el salto de la cama, allí estaba la muchacha en la pequeña pantalla. El día iba a ser freso, a su llegada a Villanueva seguro que la temperatura estaría por los dos o tres grados. Había que levantarse y tomar ropa de abrigo.

El Tejedor se fijo en ella como hacia casi a diario, hoy parecía más guapa que de costumbre, pero seguía demasiado delgada. No paraba de hacer gestos explicando el tiempo que hacia esa mañana señalando los mapas .

Ya hacia varios meses que al sonar el despertador a las siete en punto, lo primero que hacia era encender el televisor, ver las noticias y dos minutos después a la muchacha informándole del tiempo que encontraría al salir a la calle. Desde el primer día le había llamado la atención el raro apellido de la joven, aumentándose su curiosidad con el paso del tiempo, por la coincidencia del apellido con el de otra persona que había conocido hacia más de 48 años . Recordaba los apellidos de María José ("Blanca Nieves"), una amiga de los 16 años, amiga a su vez de Solé, su primera "novia", en la época en que la vida nos enfrenta a los aprendizajes y descubrimientos vitales.

Ya hacia meses que lo tenia pensado, pero había llegado el día, estaba decidido : -"De hoy no pasa"-, se dijo. Y dicho y echo, a la tarde, después de su jornada de trabajo, tejequeteje, se sentó ante el ordenador, busco el "Face", busco la casilla , y escribió en ella el nombre y los dos apellidos que bien recordaba.

No tardo en llegar la respuesta, !!era ella¡¡. Solo habían pasado 48 horas y ya tenia un mensaje en su buzón: "Claro que se quien eres, y siempre te he recordado. Sigo guardando desde entonces algunas cosas tuyas. Aquí tengo un escrito que me dejaste con algunos consejos y que siempre he llevado conmigo....". Durante semanas estuvieron mandándose correos, recordando algunas cosas y contándose algo de sus vidas. Le hablo de que seguía siendo amiga de Sole, que seguían viéndose con cierta frecuencia, incluso le mando una fotografía reciente de las dos juntas.

Miro y miro la foto varias veces, le impresiono, y no precisamente por el cambio de la imagen que tenia de ellas, de los 16 años a los 62 que tenían ahora. La impresión fue como sentirse asimismo mirándose en un espejo al verlas a ellas en aquella fotografía.

Durante semanas medito acerca del paso del tiempo y de los vaivenes del destino. De como se va conformando el camino que cada cual recorre, sin apenas haber intervenido en la toma de decisiones acerca de cual sendero tomar en las bifurcaciónes que se había encontrado.

En fin, de eso ya hace meses. Nunca supo, ni se intereso por preguntar, acerca de la coincidencia del poco común apellido con la delgada chica del tiempo de las 7 de la mañana. Pero eso si, de inmediato y durante semanas, le vinieron los más gratos recuerdos de aquella época dura de la posguerra en un barrio de la periferia de la capital, todavía con chabolas y cicatrices de la contienda.

Recordó algo, con todo tipo de detalle, algo que nunca olvida nadie, el primer beso de la inocencia enamorada. Luego vendrían otros chispeantes ojos enamorados, otras primeras caricias, otros primeros besos, pero nunca como aquel.

Ajenos a su entorno, sentados en aquellas incomodas butacas de cine de barrio de sesión continua, sin dejar de lanzarse miradas cómplices, clavándose la pupila del uno en el otro, las manos juntas, acariciándose con ternura. Y el olor, el olor peculiar de su piel, que el Tejedor seguía recordando a pesar de la distancia. De vez en cuando algún ruido causado por los manporros que se lanzaban John Wayne y Lee Marvin, interrumpía el circuito eléctrico de sus ojos, pero por escasos segundos, de inmediato, al unisono, como por un resorte común, sus cabezas volvían a establecer la conexión.

El silencio se hizo total, como si nada estuviera ocurriendo, a pesar de que en la pantalla seguían lanzándose mesas y sillas, destrozando la taberna con la pelea.

Y llego lo que tenia que llegar, antes o después habría llegado, el primer beso apasionado, la primera inocente entrega. Aquel intenso silencio tenia color, el fuerte color rojo de los primeros besos que nunca se olvida.

En traducción "librisima" de la canción de Purcell "Sweeter Than Roses": "Primero fue la mirada, después un escalofrío que me hizo temblar. El primer beso es del color de las rosas".

Un regalo para Irune con quien tengo un reto ya hace años. Y especialmente para Sole, protagonista de esta historia.



domingo, 29 de mayo de 2011

Músicos Callejeros, "Calle Arenal en Madrid"



El nombre de la calle Arenal, de Madrid, se remonta al año 1656, cuando el Ayuntamiento de la ciudad compro terrenos para ensanchar la calle que entonces iba de desde la callejuela del Puente de San Gines, gasta la calle Hileras, adoptando el nombre de Arenal, por tratarse de un terreno arenoso y que sirvió en el siglo XVI para que los ricos, la utilizaran para construir sus casas con el ensanche de la calle.

Ahora la calle va desde la Puerta del Sol ,hasta la Plaza de Isabel II donde esta el Teatro Real, y un poco más lejos el Palacio real.

Es peatonal en la mayor parte de su recorrido y siempre que voy a Madrid, me encanta dar un tranquilo paseo disfrutando del bullicio callejero. Busco músicos callejeros ,que siempre hay alguno, y en ocasiones te topas con autenticas sorpresas que te hacen disfrutar y pasar un buen rato escuchando.

En el número 8 esta la casa donde vivió el famoso Ratoncito Pérez. El caso es que en 1894, la reina María Cristina de Habsburgo-Lorena, madre de Alfonso XIII, pidió a su amigo y confesor, el Padre Coloma, que escribiera una historia para su hijo, que en aquel entonces tenia 8 años, y que había perdido un diente, y así lo hizo, escribiendo el cuento , "El Ratoncito Pérez y su Amigo el rey Bubi", que es así como la reina llamaba al niño. Creo que sigue por allí el ratón, he estado buscando, pero claro... esta tan atareado con el asunto ese de los dientes que se les caen a los niños, que ni modo, no he podido encontrarle, solo hay una placa en el edificio, en el primer piso, que recuerda que esta fue y ha sido su casa desde entonces.

A este grupo de músicos me los encontré justo en la fachada de la Iglesia de San Gines, en el número 13 de la calle, casi frente de la casa de Raton Pérez. Creo que ellos estaban disfrutando más que los disfrutones escuchantes que les rodeaban y que tenían enfrente, me mezcle entre ellos y uno más... a disfrutar.

Pero.... "atrape" con mi vieja cámara la belleza de los sonidos, hay cosas que compartidas son más disfrutadas.



jueves, 5 de mayo de 2011

Flores en la Cuneta, Flores Amarillas Junto a la Fuente de Hondonero

Y paso que el Tejedor se marcho un buen día al monte, llego a Hondonero, se sentó junto a la fuente y miro el paisaje al fondo, en dirección al valle, encajonado entre ligeras colinas pobladas de olivos.

Escucho atento los trinos de los pájaros, que mezclados con el sonido del viento al pasar entre los arboles del bosque y del agua de la fuente cantando su música, la música del agua, formaban y todos juntos un solo poema vivo.

Sentado, casi tumbado sobre la hierba y atento a las músicas que se entremezclaban, pensó en la decisión que tenia ya casi tomada. Pensó, pensó... y termino de tomar la decisión.

El caso es que el Tejedor va a estar un tiempo sin escribir en este blog., va a estar mas liado que un "trompo". Ha decidido dedicarse durante un tiempo a la política municipal. Encamina una vez mas otra nueva ilusionante etapa, la de aportar la "vida vivida", las experiencias con las que andando el camino se ha topado en los recodos, las singladuras navegadas.

Así que ya lo tenia decidido, apoyaría a Diego en seguir realizando el proyecto ya emprendido hace cuatro años, con su llegada a la alcaldía de Villanueva del Rosario, su pueblo, donde están sus raíces.

Si quieres seguir esta aventura personal del Tejedor, puedes hacerlo en:

http://villanuevadelrosario-losverdes2011.blogspot.com/

domingo, 20 de marzo de 2011

Historia de Una Escalera, o "El Asesinato del Capitan", (Cuarta Parte)


Subir por los estrechos peldaños de aquella escalera y dejarme "chorrar" por ella desde lo alto, descolgándome y sujetándome con las sandalias de los barrotes laterales, se había convertido en un auténtico disfrute. Una y otra vez repetía la misma operación, a pesar de que aquello no estaba en las condiciones necesarias de seguridad, pero es lo que había, y yo disfrutaba de lo lindo jugando en aquel artilugio a mi me parecía casi mágico, imaginándome la escalera de una nave espacial, de un submarino, o mil cosas más. Ni idea tenia entonces de la procedencia de la escalera, ni falta que me hacía, para mi era el mejor de los juguetes que nunca había tenido. Podría ser.... no sé, no recuerdo bien, creo que sobre el año 1956. Trato de ralacionarlo con algún otro recuerdo y efectivamente, en ese año se iniciaron las primeras emisiones de televisión en el país. Al terminar el verano no regresé a Madrid con la familia, quedándome en el pueblo con el abuelo y las tías hasta mediados de Diciembre. Por esos días, se cumplirían ya los 20 años, del inicio de la derrota del ejército republicano.


En el ala derecha de la casa estaban las cuadras, detrás el pajar y un poco después el mular para guardar el estiércol, todas las dependencia comunicadas entre si. Al final una puerta que daba al patio, donde siempre había unas cuantas gallinas que me gustaba espantarlas y hacerlas correr . En el piso superior, por delante y encima de la cuadra, la cámara, con sus paredes y techos encalados como la nieve y el suelo de cemento pintado de rojo almagra, donde se guardaban las chacinas de la matanza colgadas de los clavos de las vigas blancas de madera de chopo. Distribuidas sobre la superficie de la estancia, lebrillos, artesas, tinajas y orzas, dedicadas a conservar y guardar el resto de la matanza. Detrás de la cámara separada por una pared estaba la habitación donde se guardaba el ramón para encender y mantener el fuego de la chimenea y la cocina. Cada día, en la época de la poda de los olivos, José traía en las parihuelas del mulo algunos troncos gordos y encima todas las pequeñas ramas que era capaz de colocar en el "teremonte". Los troncos se colocaban en el patio y el ramón se iba almacenando en la habitación, utilizando la escalera e introduciéndola por la pequeña portilla sobre cuya base se anclaba la escalera, Disponiendo así de pequeñas ramas secas, para encender con facilidad cada mañana el fuego.

Durante años allí estaba la escalera, cada verano esperándome para jugar. Pasó el tiempo y ya siendo un zagalete me di cuenta que la escalera había desaparecido y nada supe de ella hasta mucho tiempo después. Mi primo Pepe se la había llevado de casa del abuelo para utilizarla en la tienda de su familia, facilitando la colocación y el orden de las cientos de cajas de alpargatas y zapatos en las viejas estanterías de madera. Al verla, le pregunté, y él mismo me contó que como ya no hacia falta en casa del abuelo, había decidido utilizarla en otros menesteres. Insistiendo en mis preguntas, me habló de su procedencia y de como al tío de su madre, le habían requisado los dos autobuses, y que al llevárselos apresuradamente, se dejaron en la cochera la escalera trasera de uno de ellos. Abandonada, el abuelo se la habría llevado al corral y luego mi primo, la habría tomado para usarla en la tienda.

Ya desde entonces empecé a relacionar la escalera con el incidente del autobús y el asesinato del Capitán en febrero de 1936, y que tantas veces me habían contado. Pero nunca me pude imaginar el grado de relación que, al final de su vida, tendría esta escalera con aquel episodio.

La curiosidad me ha llevado a seguirle la pista durante más de 50 años, como si me faltara algo para cuadrar la historia que siempre me habían contado y la necesidad de hacer mi propia interpretación de los acontecimientos.

Vi allí la escalera durante mucho tiempo, hasta que otra vez había desaparecido. Nuevamente pregunté por ella, Pepe se la había llevado de la tienda de sus padres para usarla en el cortijo de la familia de su mujer, primero para subir las balas de paja al pajar, después como asidero para poderse introducir en la alberca de riego de la finca y darse un chapuzón en verano. Insistí en mi búsqueda y pregunté a Pepe, quien me dijo que hablara con el "Brigada", que el me daría norte de ella.

Un día , hace poco, me encontré en una calle del pueblo con el "Brigada", desde la acera contraria nos saludamos como aquí es costumbre: -"Heeee"- me dijo, y yo contesté -"Heeiii"-, desde el otro lado, con una sonrisa y un gesto de saludo del brazo, pero aproveche el encuentro para acercarme a él cruzando la calle y le pregunté por la escalera. "-¿La escalera?-", -"La metimos en los cimientos del hormigón cuando Pepe hizo la piscina, el año pasado-".

!Problema resuelto¡ , ese había sido su final , servir de refuerzo a la cimentación de hormigón de la obra de la piscina en que se había convertido la vieja alberca y allí permanece y permanecerá por siempre enterrada, como si algo hubiera terminado, una especie de alivio para el trajín de la escalera que había llegado a su ultima estación.

El mismo año en que me enteré de que la escalera estaba enterrada y había llegado su fin, y a tan solo 50 metros, al otro lado de la carretera, se inicio la excavación de una fosa que había servido, 73 años antes, de precipitado enterramiento de once hombres, que allí mismo habían sido fusilados sin juicio alguno, por las tropas de los sublevados que habían tomado el pueblo, junto con algunos elementos proclives a los rebeldes de la misma localidad.

Ver crecer exhuberante el verde junto a la cuneta, y saber lo que había allí, y porque crecía tanto la hierba, producía una extraña sensación, mezcla de tristeza, pena e indignación. Solo he podido relajar algo esas sensaciones al saber que la escalera estaba enterrada y que los restos de los once hombres de la fosa habían sido exhumados, entregados a sus familiares y enterrados con dignidad, como si algo, por fin.... empezara a terminar de una vez.

Cuando desde su privilegiado mirador, las mujeres vieron alejarse el autobús en dirección al pueblo y Rosarito se dio cuenta de que la escalera trasera no estaba en su sitio, pudieron observar que el vehículo detuvo su marcha de repente, justo en la curva del puente, parando del todo en la entrada del camino al molino de aceite. Allí se produjo el incidente en el que el Capitán pareció ser empujado desde dentro, y enseguida dos hombres se abalanzaron sobre el, en el forcejeo uno de ellos le quitó el arma que llevada en sus correajes y con el Capitán ya en el suelo, apuntó, sonaron tres disparos seguidos, uno detrás del otro, y se hizo el silencio, pareció hasta que el reloj de la sala se había parado. Los dos soldados introdujeron el cuerpo del Capitán en el autobús que dio la vuelta con rapidez, enfilando la recta y pasando por delante de sus ojos, frente a la casa en dirección a Málaga.


(La fotografía es de la curva del puente del Río Cerezo, tomada en sentido contrario al escenario que veían desde la casa, las rosas rojas para todos los hombres y mujeres honestos que perdieron la vida por la lucha de la libertad. Acerca de la fosa de Villanueva del Rosario hay mucha información en la red, esta es una de ellas :
http://www.villanuevadelrosario.com/index.php?option=com_content&view=article&id=881:video-fosa-de-villanueva-del-rosario-&catid=81:e
En el mes de Julio de 2006, Televisión Española en su programa "Documentos TV", emitió un interesante reportaje sobre este mismo tema:
http://www.rtve.es/alacarta/videos/television/documentos-las-fosas-del-olvido-resumen-min/325901/


sábado, 19 de marzo de 2011

Historia de Una Escalera, o "El Asesinato del Capitan" (Tercera Parte)

Ya hacia casi siete meses , que los engranajes se habían desengarzado soltándose de sus ejes, y el caballo de la guerra fratricida galopaba desbocado y a sus anchas por los pueblos de España.

En aquel pequeño lugar perdido entre montañas , y justo por los días en que allí florecen los almendros, las dos mujeres veían como en una cabalgada sin sentido, había llegado el horror a sus puertas, como si no fuera suficiente con el que ya habían vivido.

El autobús ya había rebasado el desvió de la entrada al camino del molino de Las Tres Piedras. Cada vez estaba más cerca, entre los ruidos de su marcha ya se podían escuchar, con total claridad las voces del Capitán y se podían ver los gestos de su semblante desencajado, cuando se paró otra vez en la carretera. Sin dejar de repetir la misma frase: -"Los de mi compañía , al Rosario"- , dirigió sus gestos a otro grupo que se había parado ante los gritos, y ya apuntaban sus miradas hacia detrás. Les dió una orden gestual que dos de ellos obedecieron con rapidez, acercándose a la puerta y subiendo por las escaleras metálicas de un salto, casi cuando ya había reiniciado la marcha de nuevo el vehículo.

Desde el Cuartel General de las fuerzas leales a la República en la zona, en Villanueva de Cauche, llegaron ordenes tajantes: -"Retirada de las posiciones y reagrupamiento urgente en Las Pedrizas"-. De no efectuar el repliegue con suficiente rapidez, corrían el peligro de quedarse aislados frente al empuje de las bien equipadas tropas de los sublevados, el Regimiento Castilla y los italianos del General Mario Roatta Mancini mandando el "Corpo Truppe Volontaire", que desde Archidona habían llegado por un lado a Villanueva del Trabuco y por otro lado estaban a punto de controlar las primeras estribaciones de acceso al Puerto de las Pedrizas por la cuesta del Romeral , en una rápida maniobra de pinza.

Se retiraron de la ventana, ocultándose a los lados, junto a las cortinas, para no ser vistas. Las pequeñas se pegaron a las piernas de sus madres. El autobús ya estaba cerca y pasaría en unos segundos frente a la casa. Cuando ya estaba casi a sus puertas, cambiaron de posición, acercándose al balcón de la fachada para observar lo que ocurría. Se había parado justo frente al edificio. Trini observó de reojo la puerta, estaba atrancada, soltó un suspiro de alivio, pero se dió cuenta de que la puerta trasera, la que daba al corral y al huerto, no estaba bien cerrada. En un rápido movimiento reflejo apartó a su hija, y se lanzó a la carrera sobre los pestillos y cerrojos dejando la puerta bien cerrada mientras las demás seguían sus pasos con semblante asustado.

María miró el reloj que seguía en su monótono tíc-tác, y luego a su hermana, menor que ella, y de la que además se sentía protectora, ella le aguantó la mirada por un segundo. El tiempo corría tanto como el miedo que sentían las dos en su interior, y que se transmitían con los ojos. Las dos sabían del riesgo que estaban corriendo.

Por un lado un ejercito desorganizado, mal equipado y en desbandada, en una situación critica y fuera de control. María y sus hijas ya habían tenido una desagradable experiencia la tarde anterior, cuando habían salido del pueblo marchando a la sierra para allí pasar la noche, tratando de escapar de la complicada situación , se habían encontrado con dos milicianos, desertores de sus unidades, y escondidos entre las peñas. Ante los intentos de los dos hombres por dejarles sin la poca comida que ella y sus hijas se habían llevado de la casa, María supo hacerles frente y salvar la situación ofreciéndoles compartir el pan y las chacinas que tenía. Salvó el trance, pero sabía que todo podría ocurrir en aquellos momentos de desorden.

Por otro lado, habían escuchado hablar de las atrocidades que las tropas "moras", que habían controlado el frente de Antequera desde el mes de Agosto, habían realizado tanto con civiles como con militares, y sabían que eran esas fuerzas las que estaban avanzando hacia el pueblo. Reales o no los rumores, habían hecho que, ante el miedo, decenas de familias hubieran huido hacia Málaga la semana anterior, tratando de escapar de la barbarie y las posibles represalias.

Efectivamente, en Antequera había quedado una guarnición de 1.800 hombres, de los que 400 pertenecían a la Compañía del Tabor de Regulares de Ceuta, y el resto eran tropas de Marinería. Hasta el propio General Varela tenía que tomar medidas "disciplinarias" ante el temor que estas tropas ejercían entre la población:

"Parece ser que sus harcas de regulares (en relación al general Varela) han cometido han cometido algunas tropelías al entrar en los pueblos conquistado. A los moros les gustan las mujeres, los relojes y los dientes de oro. Con un -"tu estas rojo"-, juzgan, condenan y ejecutan a quien no se dejan quitarla mujer, los relojes o los dientes de oro... el bilaureado general se ha indignado y ha tenido que imponer severas sanciones y ordenar drásticas instrucciones. Pero también le ha causado un deplorable efecto ver cadáveres de no combatientes, con las manos atadas a la espalda, en los bordes de los caminos... ¡Esto no puede ser! , Varela quiere poner coto a esas barbaridades, y ha decidido hacerlo como sea, y a costa de quien sea. La guerra es una cosa. Las masacres injustificadas son otra que no debe admitirse. Varela hace la guerra con guante blanco."

Los temores pues, no eran infundados y las dos, sin conocimientos alguno sobre estrategias militares y mucho menos políticas, podrían intuirlos con facilidad.

Detrás de los cristales del balcón esperaban ver como el autobús cruzaba por delante de la casa. Pero no ocurrió eso, justo frente a ellos, el autobús había parado nuevamente. Observaron como dentro se podía ver al oficial discutiendo con el resto de los soldados , y parecía estar tratando de hacer respetar sus ordenes. El Capitán se dirigió al conductor y el motor arranco otra vez, y allí mismo, en el ensanchamiento de la carretera, inicio una maniobra, dando la vuelta al vehículo. Mientras dentro seguían con la acalorada discusión. Terminando la operación , enfilo su marcha en dirección al Rosario por la recta de la carretera, retrocediendo sobre el camino que había traído .

Ahora se podía ver la trasera del autobús amarillo, y al Capitán anclado nuevamente en los soportes de la puerta entreabierta. En ese momento Rosarito se dio cuenta de que la escalera plegable , que normalmente se usaba para subir a la baca los bultos y maletas de los viajeros, no estaba en su sitio. ¿Donde estaría?. Un detalle sin importancia, que habría pasado desapercibido para cualquiera, pero que a la curiosa niña le había llamado la atención. Lo comentó con sus hermanas en un susurro contenido, mientras seguían viendo alejarse al vehículo en la dirección del pueblo, de donde había venido.


(La frase relativa al general Varela esta tomada de http://miguelangelmelerovargas.blogspot.com/2011/02/la-ciudad-de-trinchera-ii.html,
y que referencia a su vez al libro de José Luis Vila-San-Juan " Garcia Lorca, Asesinado: Toda la verdad". Editado en 1966 por Editorial Planeta, S.A.)

domingo, 13 de marzo de 2011

Desayunos, "Café, y Rebanadas de Pan con Zurrapa en Cuevas del Becerro"


De camino a Ronda desde Málaga, por el interior, al noroeste de la provincia , en el Km. 18 de la carretera que une a las localidades de Campillos y Ronda (A-367), vas a pasar por el pequeño pueblo de Cuevas del Becerro, de algo menos de 2.000 habitantes. Trata de que tu camino te acerque a este lugar a la hora de desayunar o de comer, y párate a disfrutar de la cordialidad de la gente y la buena comida de la venta "Vista Alegre", yo siempre lo hago y cada vez me gusta más.

Además de las "mil" formas de preparar un buen café, te ofrecerán varias clases de pan: mollete, chusco, viena, o rebanada de pan "cateto", al gusto de cada cual. Después tienes que estar atento porque el acompañamiento del pan en variado, casi un amplio catalogo... manteca colora, aceite solo o aceite y tomate triturado o cortado en finas revenadas, paté, chicharrones, zurraba, morcilla, sobrasada, etc.. Cuando ya lo tengas elegido, te traerán tu café, tu pan tostado y bien calentito, y un recipiente de barro cargado con colmo del acompañamiento determinado.

Ahora ya solo te falta tomar el cuchillo y untar por la superficie del pan, a tu gusto , y con un "pelín" de picara gula la pringue decidida. Llegados aquí, solo queda disfrutar de un abundante y buen desayuno casero, de los de verdad.

Si puedes hacerlo, que sea en invierno, en el local hay varias mesas, tres o cuatro, con falda de camilla y un agradable brasero en ascuas en su interior. !El no va más¡.

sábado, 12 de marzo de 2011

Los Poemas de Myriam, "Mi Libertad"




Mi Libertad


El mar despierta receloso
de bellos amaneceres
de sonrisas de estrellas
que se van tras el ocaso.

Mi libertad no es libre
sin tu mirada,
sin tus besos y abrazos.

Encontré más espacio
en tu sonrisa ilusionada,
en tu corazón enamorado
que en el vasto firmamento
que ilumina en la noche
esta soledad compartida.

Sentí más libertad
en el roce de tu boca
que en la brisa marina
que va meciendo las olas.

Mi libertad no son alas
ni son cadenas de acero,
es una pasión del alma
que cuando me falta muero.

(Seguimos con nuestro trueque, yo pongo la musica y la fotografia y Myriam, de vez en cuando asoma y me deja un poema a cambio. En el video la Suite nº 1 para Violonchelo de J. S. Bach interpratada por Pau Casals , una musica del Alma para que le de vuelos a su libertad.)




lunes, 7 de marzo de 2011

Historia de Una Escalera, o "El Asesinato del Capitan", (Segunda Parte)

Por la curva habían empezado ha aparecer grupos, cada vez mas numerosos, de milicianos que ocupaban la carretera dificultando el paso del vehículo que en momentos interrumpía la marcha para abrirse paso entre los soldados. En su obligada parada, el hombre de la puerta hizo un gesto imperativo a uno de los grupos que venían por la cuneta izquierda, tres soldados, rápidamente cruzaron la carretera por delante del morro de autobús y por unos instantes hablaron entablándose lo que parecía una tensa conversión, dos de ellos subieron, mientras que el tercero seguía hablando con el de la puerta, que parecía darle órdenes insistiendo con el brazo en que siguiera el paso de sus compañeros y subiera al vehículo, cosa que por fin se decidió ha hacer.

Efectivamente era uno de los dos autobuses amarillos del tío Manolito que le habían sido requisados al inicio de la contienda, y que desde entonces se habían utilizado para el transporte de las fuerzas republicanas en la zona.

Después del asesinato del abuelo "Juaico", en Septiembre del 1933, la herencia familiar se repartió entre los 5 hermanos. A los pocos meses el tío había solicitado y conseguido, la concesión para la explotación de una línea de autobuses para el transporte de viajeros entre Antequera, Villanueva del Rosario y Villanueva del Trabuco. Días después de la sublevación los dos autobuses fueron confiscados y él mismo había sido encarcelado en el puerto de Málaga, permaneciendo durante varios meses en el buque prisión Marqués de Chavarri, por no mostrarse demasiado "contento" con el comiso.

El sonido del agudo tintineo del reloj de la sala marcando la hora, ya las diez de la mañana, aumentó aun mas la tensión de los momentos que estaban viviendo. -"Trini.. vámonos ya"-, -"Chiquilla, espera, como quieres que salgamos ahora, con todo el jaleo que hay en la carretera"-, le contestó la hermana. De repente Antonia la mayor de las hijas de María, miró a su madre y exclamó: -"¡¡Pero si es el Capitán!!"-, -¿Que Capitán niña?-.

El autobús ya había enfilado la recta y estaba cada vez más cerca de la casa, ya se podía ver con mayor nitidez la figura del hombre de la puerta, que seguía colgado con una mano, con el cuerpo fuera y gesticulando con la otra. Desde que entró en la recta pudo ver su uniforme y la gorra de plato que tenía en la cabeza, bien diferenciada de los gorros cuarteleros del resto de la tropa y que le distinguía. Pero no podían escuchar sus voces con la nitidez suficiente como para saber lo que decía. Abrieron un poco la ventana, tratando ahora de oír lo que decía y que tanto les había llamado la atención

-"Madre, el Capitán... el novio de Isabelita"-, -"Si.. es él, es él..", asintieron al unisono varias de las más pequeñas.

Desde los primeros días de Agosto, con la toma por el general Varela de la ciudad de Antequera y a los pocos días Archidona y Loja, y ya controlado por las tropas sublevadas el ferrocarril entre Antequera y Granada, el frente había quedado estabilizado en ese corredor, justo en la ladera norte de la cadena montañosa que protegía la ciudad de Málaga. Ya en el mes de Septiembre se reforzaron las posiciones republicanas al sur de las montañas en tres sectores, uno de ellos comprendía la zona que va desde El Torcal, Boca del Asno y Villanueva de la Concepción, hasta el Puerto de las Pedrizas, ampliándose en un subsector en dirección a Villanueva del Rosario y Villanueva del Trabuco hasta cerca de Archidona. Entre los casi 4000 efectivos, había llegado al pueblo el Capitán al mando de una compañía, estableciéndose el acuartelamiento y puesto de mando en el "grupo escolar", de reciente terminación y que debería de haberse inaugurado con el inicio del curso escolar, pero que sirvió durante meses para otros menesteres muy distintos y menos edificantes de los que tenia por destino.

Isabelita, la hija del medico del pueblo, el Dr. Bernal, tenia la misma edad que Antonia, y eran amigas desde hacia años. Entre ambos, Isabel y el Capitán, había surgido una cercana relación personal que Antonia bien conocía, por lo que le fue fácil identificar a aquel hombre colgado en la puerta del vehículo.

Con la ventana entreabierta y ya más cerca el autobús , pudieron entender bien lo que decía y repetía una y otra vez: -"¡¡ Los de mi compañía... al Rosario!!"-, -"¡¡Los de mi compañía .. al Rosario!!"-, sin dejar de gesticular con todo su cuerpo y continuando con los bruscos movimientos de arriba abajo de su brazo derecho.


( La fotografía ha sido cedida por www.guateque.net, y corresponde a la parada que los autobuses de los pueblos de la provincia tenían en la época en que transcurre el relato en el centro de Málaga, junto a la bodega "Casa Guardia" en Alameda Principal. Muy parecido era el vehículo del que se habla en esta narración)

domingo, 6 de marzo de 2011

Flores en la Cuneta, "Lirios Azules en Las Pedrizas"


No suelen crecer aquí los lirios, pero este año el régimen de lluvia ha sido intenso y el borde de la autovía A-92, a su paso por el puerto de las Pedrizas y justo en la intersección entre los ramales que vienen de Salinas por un lado y por el otro de Antequera, se han llenado del intenso color de estas pequeñas flores azules.

Ya hacia días que las estaba viendo crecer y llenando de color el talud de la derecha, en dirección a Málaga, así que un día me pare en el cruce y tome unas cuantas fotografías, luego corte algunas para hacer un ramillete y llevarlas a casa. Me acerque a la fuente de la Hiedra para limpiarlas un poco con su agua y quitarles las brozas y tierra que tenían. Con la cámara en bandolera y la mochila en la espalda, las puse debajo del caño de la fuente, pero cuando me quise dar cuanta las flores se escurrieron de mis manos y cayeron en el pilón desparramándose por la liquida superficie.

Cuando llegue no había nadie, pero poco a poco se habían acercado varias personas con garrafas para llenarlas de agua. Me miraban , pensando quizás que estaba "zumbado", cámara en ristre, mochila a la espalda y cada pierda colocada en uno de los bordes del pilón, tratando de tomar la posición correcta para poder recoger las flores que habían caído al agua. Estando así, en aquella postura circense, y con los aguadores disfrutando del espectáculo, decidí tomar la cámara y desde lo alto hacer unas cuantas fotos de los lirios en el fondo, flotando en el agua. No mire a nadie, entre otras cosas porque si lo hacia podía yo también, junto con mi cámara y mi mochila sumergido en el agua junto a las flores, pero todos ellos seguían pendientes de mis evoluciones, hasta que en un momento alguien se decidió y empezó a dar palmas. Las risas y el aplauso se generalizo y poco a poco yo conseguí deshacer el entuerto recogiendo las flores y por supuesto haciendo ante mis espectadores una reverencia de agradecimiento tras el espectáculo ofrecido.

sábado, 5 de marzo de 2011

Hitoria de una Escalera, o "El Asesinato del Capitan" (Primera Parte)


Por la carretera, saliendo del pueblo en dirección a Málaga, grupos de soldados, alguno a caballo, pero la mayoría andando , en desorden y con sus escasas armas y pertrechos a cuestas, caminaban presurosos hullendo del avance de las fuerzas rebeldes que ya el día anterior habían alcanzado Villanueva del Trabuco y estaban cerca de puente del Guadalhorce a pocos kilómetros de Villanueva del Rosario. De vez en cuando el ruido de motor de alguna motocicleta o automóvil hacia que todas se asomaran a la carretera entre los visillos de las ventanas entornadas.

María y Trini, las dos hermanas , hablaban sobre lo acertado de marcharse de nuevo a la sierra, al pueblo , tratar de cruzar las lineas en dirección a Achidona escapando de la cercana confrontación o quedarse escondidas con las niñas en el cortijo. Podía ser peligroso quedarse allí, en una casa que estaba justo junto a la carretera, por donde habrían de pasar todos los soldados ya en franca retirada, y el riesgo era mayor entre tanto desorden y sin ningún tipo de control, cualquiera de los grupos podría intentar saquear el edificio en su huida y encontrarse con ellas allí, indefensas. Con María estaban sus cinco hijas: Antonia, Rosario, Trini, Aurora y María, de 20, 15, 13, 10 y 8 años y con Trini su única hija que se llamaba igual que ella, de 13 años de edad.

Las pequeñas jugaban en la cámara y las mayores escuchaban la conversión de las madres sentadas en la mesa camilla de la cocina familiar, donde no se habia encendido la chimenea por no delatar su presencia. La decisión parecía tomada, María regresaría al pueblo, irse con sus cinco hijas por esos caminos, con los fríos de los primeros días de Febrero y con las escasas ropas de abrigo y los pocos alimentos de las talegas que habían cogido el día anterior antes de marcharse a la sierra desde su casa en el pueblo, podría acarrear muchos más problemas añadidos a los que ya tenían. Trini y si hija , tenían más escapar caminando por el campo en dirección al Brosque, tomar el camino de Archidona y encontrarse con su marido que ya había tomado el mismo camino unos días antes buscando refugio con familiares en la zona ya ocupada por los sublevados, podían coger de la casa abrigo y alimentos suficiente para las dos , además la pequeña ya era una mocita que aguantaría bien la no muy larga caminata, si todo salia bien, en tan solo unas tres horas ya habrían llegado a su destino. Solo había que esperar a que se aclarara un poco más la mañana , que apareciera el sol entre las montañas y ocultarse de la milicia esperando que en algunos momentos dejaran de pasar para poder cruzar la carretera llegando a la entrada del camino del cortijo Blanco desde donde la una regresaría al pueblo y la otra marcharía en dirección a Archidona.

La espera se hacia interminable, los segundos cortaban el espacio como hojas afiladas. El viejo reloj de pared de la sala, que habían conseguido juntando papelillas del azafrán, soltaba en el ambiente machaconamente, sus latidos que se podían escuchar como si estuviera dentro del pecho de cada una de las mujeres, que como leonas defendían a su prole , y que insistían con gestos silenciosos a cada momento tratando de acallar a las revoltosas pequeñas.

Desde fuera llegaban los sonidos de los cascos de mulos y caballos y las voces de unos y otros tratando de reagruparse con un orden imposible ya en esos momentos de retirada, casi como si ocurriera dentro de los muros de la propia casa.

Desde la curva del puente, empezó a percibirse el sonido ronco de un motor, no parecía como el de los otros automoviles que ya habían pasado anteriormente. De pronto, antes de que apareciera entre los arboles de la alameda del río, empezaron a escucharse unos insistentes pitidos conocidos por la familia y menos audible, el griterío de fuertes voces . Como con un resorte, de un salto, todas se agolparon detrás de los visillos de la ventana del lado Este, buscando con asombrada mirada en la dirección de los sonidos que tanto les habían llamado la atención.

Asomó por la curva, ya casi saliendo del puente, el morro amarillo del autobús del tío Manolito y enseguida la puerta delantera entreabierta con una persona con sus piernas sobre el estribo y agarrada por la mano izquierda al vehículo que moviendo la cabeza, gesticulaba con el brazo izquierdo con fuertes y repetidos movimientos.





(Los hechos que aquí se relatan son de personas y situaciones reales, correspondientes a la ofensiva llevada a cabo por los sublevados en el norte de la provincia de Málaga en Febrero de 1937. La fotografía es actual y esta tomada junto a la casa donde transcurre la historia, hoy Venta de Las Delicias . Al fondo de la carretera y a la izquierda la alameda y la curva del puente del río Cerezo)

viernes, 4 de marzo de 2011

"Y Asi he Ido Quedando a la Orilla"....


Rudas manos de gente de la mar, gastadas de tanto acariciar con mimo las redes que le ayudaron a llevar el sustento diario su casa.

En uno de los callejones del barrio de El Palo, encontré al hombre "tejequeteje", ocupado con la reparación de las redes, no quería importunar la labor que tan ágilmente y con tanta destreza estaba realizando. Pero fue mayor mi curiosidad, como un imán aquellas manos me atraían y me acerque, salude e iniciamos una agradable charla sin desperdicio alguno. No se quien habló más si en hombre sabio, pescador de tantos mares, o sus manos; quizás las manos me decían de el tanto como sus palabras, no pararon de hablar por cada uno de sus poros. Las curtidas manos me hablaron de toda una vida ,ya aparcada en el callejón al sol del invierno, de todas las singladuras iniciadas y retornadas, de ojos llenos de azul de tanto mirar a la mar buscando la cosecha del día.

Un mar de pensamientos ocuparon por instantes mis sentidos a la vez que trataba de poner atención a lo que me decían el pecador y sus manos a la vez, como en una charla a tres. Sentí emociones difíciles de explicar. Me despendí y seguí mi camino, despacio, en dirección a casa, pensando y disfrutando de la caricia del sol de Febrero y de la leve brisa del mar que daván en mi cara.

Ya en la "carreterita", de repente algo me hizo reaccionar y despertar en el ensimismamiento de mi andar.

En el muro de un solar,alguien había hecho una "pintada" que me aclaro algunas de las preguntas. El comienzo de unos versos de la pensadora y poetisa veleña María Zambrano: " Y así he ido quedando a la orilla...", "... Filosófico es el preguntar y poético el hallazgo..".




jueves, 3 de marzo de 2011

El Sol Entre la Niebla


Descendiendo al valle, la niebla de había adueñado del entorno. Días y días había seguido por el sendero, caminado casi a ciegas en busca de un claro de luz que iluminara la ruta en dirección al norte, con el pensamiento fijo en una sola idea. Quizás el secreto que no había descubierto estaba solo en eso, en andar, en no parar de mover los pies uno tras otro, paso a paso, en no dejar que la espesa y oscura niebla impidiera la clara visión del sendero en la espesura.

Esa mañana fría descanse un rato sentado sobre el musgo de una de las rocas, junto a la arboleda. acaricie el verde esponjoso y húmedo, observe las los troncos de los arboles. Levante la cabeza y pude ver como las primeras yemas de las ramas desnudas se daban codazos unas a otras por asomase a la nueva vida. Sin mirar, seguí acariciando el musgo con la mano ya mojada , a la vez que casi conteniendo la espiración, trate de escuchar la charla que la brisa temprana se traía con las ramas y en silencio disfrute descubriendo de nuevo la música de los arboles y la sinfonía de los trinos de sus habitantes.

El tiempo paso sin sentirlo y cuando me quise dar cuenta, el rey había trepado a lo alto y ya remontaba la cumbre de la montaña, dejando que con fuerza la luz de sus rayos se desparramaran entre el espesor de la niebla, disipándola e iluminando mi entorno, dejandome ver por un momento el camino con mayor claridad.

Esa mañana seguí caminando sin parar , con la esperanza de que quizás la luz naciente pudiera atalantarme el viaje.

jueves, 6 de enero de 2011

Los Colores del Mar , "Atardecer en Malaga el dia de Los Reyes Magos"


Esa tarde cuando ya los tres Reyes Magos habían hecho su trabajo y estaban regresando a sus tierras, el Mediterraneo se había llenado de ascuas rojas ,como trashoguero en el fondo de la candela.

"A tus atardeceres rojos se acostumbraron mis ojos, como el recodo al camino....". Ninguna otra cosa se puede hacer si se ha nacido en el Mediterraneo, como nos canta Serrat.


(La fotografía esta tomada desde la playa del Dedo , lanzando la vista al Sur-Oeste.)

Exposicion de Pintura, Los Artistas mas Jovenes

No se quien ha disfrutado más con la exposición si los niños o yo, lo pienso y si digo la verdad, creo que yo , por mi mismo , por la satisfacción personal de ver los resultados de las pocas horas en que hemos estado trabajando y disfrutando juntos , y mucho más por verles a ellos sentirse todo unos artistas , ya con la primera primera muestra de sus obras en publico sobre los hombros, una buena experiencia que no nos sera fácil olvidar a ninguno.

La sala de lleno hasta los topes, amigos, familiares, vecinos...., se habían cumplido todas las expectativas y la asistencia a la inauguración de la exposición había sido masiva. Entre saludar, atender a unos y otros, y dar las explicaciones de las obras expuestas, se fue pasando el tiempo sin darme cuenta de que ya se habían encargado las mayores de dar paso a la sala colindante, donde entre todos, cada cual con la aportación de alguna vianda, se habían preparado las mesas con una invitación para los asistentes.

Vinieron a avisarme, alguien tenia que "soltar" unas palabras, incluso dar paso al Diego, el alcalde, que había venido a "arropar" el acto. Me llevaron de los brazos, casi en volandas, ya no había tiempo, así que casi sin darme cuenta me vi entre más de doscientas personas que me miraban. Con rapidez mire a los niños, cada uno en un rincón de salón con sus amigos o familiares, pero fuero suficientes cuatro rápidas miradas acompañadas con un ligero gesto de requerimiento, un solo gesto fue suficiente para que en salto se acercaran, se pusieran delante de mi, sin haber tenido nada preparado de antemano, la comunicación gestual fue suficiente y perfecta. Puse las manos alternativamente sobre los hombros de cada uno, a la vez que hacia algún comentario acerca de sus aptitudes y sus progresos . Pero algo faltaba, las mayores no estaban o al menos con el trasiego yo no las veía, solo me hizo falta mirar a un lado hacia atrás con el rabillo del ojo, allí están las cuatro, arropándome , detrás de mi y tan emocionadas como yo, algo dije sobre ellas y di paso a Diego, con lo que el acto había terminado tras los aplausos de rigor.

Días antes había invitado a Fernando de la Rosa, mi maestro, quien disculpo su asistencia porque tenia que asistir a otro acto similar en la Universidad de Málaga, pero me mando unas palabras: -"Sigue aprendiendo Ricardo.. tu tienes mucho que enseñar"-. El sabe bien que desde el principio solo he hecho una cosa, aprender a diario de los que se llaman mis alumnos y confían en mi y en lo que les puedo yo enseñar, así que seguiré aprendiendo y disfrutando de "Los Encuentros con el Color".

El siguiente día de clase no trabajamos, solo hablamos, comentamos las impresiones de cada cual y nos pusimos las "pilas" para seguir aprendiendo y disfrutando juntos.




(En la primera fotografía María, Germán, Paula y Andrea delante de las obras de los mayores, en la segunda delante de algunas de las obras que ellos mismos han realizado.)