domingo, 11 de septiembre de 2011

Del Aliño de las Ensaladas, "Un Atardecer en Chinchon"



Nos trajo las viandas, primero la colorida ensalada y al minuto un buen plato de chuletillas de cordero lechal, preparadas en horno de leña.

-"No esta aliñada"-, -"Hoy es lunes y como suelen venir pocos clientes, solo estamos el cocinero y yo"-, nos dijo el joven camarero con una sonrisa.

Efectivamente solo estábamos nosotros tres en el restaurante, por lo que nos habían aposentado en el mejor lugar, en una de las pocas mesas colocadas en la balconada que da a la plaza, con la visión completa del entorno medieval, desde donde podíamos disfrutar del trajín de los lugareños en sus quehaceres cotidianos.

No entendíamos el porque nos había traído sin aliñar la ensalada, ya que no había clientes y en cocinero no tenia ningún otro trabajo. Preguntamos con un gesto casi los tres a la vez, gesto que el ya estaba esperando para darnos la explicación.

-"Verán.... solo somos dos, el cocinero y yo, y para aliñar una buena ensalada hacen falta como mínimo cuatro personas"-. Seguimos atento su explicación, a la vez que nos mirábamos entre nosotros.

-".... Un prudente para la sal, un roñoso para el vinagre, un esplendido para el aceite... y al final, cuando ya este cada cosa en su sitio, por ultimo hace falta un loco..."-. Nos reímos y el con nosotros. Continuo con su explicación: -"Si.. no se extrañen, hace falta un loco bien loco para mover la ensalada-". Termino con su relato y nos reímos de nuevo otra vez los cuatro.
-"Así que escojan papeles, ustedes son tres y uno de nosotros, el cocinero o yo tomaremos el papel que quede"-.

Una buena propuesta, un buen juego al que nos había incitado el camarero, y no nos pudimos negar. Jugamos y creo que fue la ensalada mejor aliñada que recuerdo.

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