miércoles, 20 de enero de 2010

Con las Primeras Nieves de los Almedros


Hoy he visto el primer almendro en flor del año.

Bien de mañana, con las primeras luces del día saliendo entre los montes y sin que esta segunda luna de Enero, ya en cuarto creciente, termine de desaparecer, el viaje se hace intenso en los recuerdos de las horas pasadas la noche anterior.

Cotrina, los túneles, Casabermeja, la oscuridad de la noche va desapareciendo sin prisa, Las Pedrizas, y por fin El Rosario. El ruido del motor se pierde, como si no existiera, como si flotáramos en una misma pieza yo mismo y mi habitáculo a la vez, ni siquiera el sonido de la radio con las noticias de la mañana. Todo desaparece en mi cabeza, solo una cosa me hace jugar en una partida solitaria del juego de los sentimientos y las emociones .

Treinta minutos dan para darle vueltas a la cabeza y que todo lo acumulado en el día anterior salte sin parar , como las chispas de una soldadura, una detrás de otra, a borbotones, a manojos de caprichosos haces de lucecitas y chispas de estrellas. Las reacciones de unos y otros, las caras de tristeza e incertidumbre cuando salio y nos dijo que tendría que pasar al quirófano, y el cambio en los semblantes, la satisfacción y la alegría, la emoción al borde de las lágrimas cuando emocionados recibimos la noticia de Arantxa, casi no hacia falta que hablara, sus ojillos lo estaban cantado : -"Esta preciosa"-, -"Todo esta bien, las dos están perfectamente"-.

Marta había nacido, mi primera nieta había llegado al mundo con las primeras nieves de los almendros.

Durante la mañana, el soldador había seguido trabajando en la cabeza, llenándola de emociones, sin parar el chisporroteo, sin dejar lugar a más espacios ni compartimentos.

Tendría que regresar temprano, quería verla con más tranquilidad. Pero no podía evitar que otros recuerdos se intercalaran, mezclándose las emociones sin control. Ahora que una rama nueva crece en el tronco, venia el recuerdo concreto de la rama desgajada a cuajo, casi por estos días, pero ya hace años ,y siempre presente en las emociones.

Adelante el regreso unas horas para poder verlas lo antes posible. Hacia días que no regresaba a plena luz del día, así que me dispuse a buscar el primer almendro florecido , que siempre, cada año , en la segunda semana de enero revienta en flor, unos días después le seguirán los demás, llenado los montes de la nieve de los almendros.

¡Allí estaba! . Como cada año, allí estaba el primer almendro en flor. En el punto kilométrico 130,200 de la A.45 en dirección a Málaga, junto al terraplén de la carretera, entre chumberas y matojos. Allí estaba el pequeño almendro esperándome para regalarse, para renovar el compromiso que ambos tenemos contraído, y que en esta ocasión , el ya había cumplido con creces.

Marta ha nacido a la vez que florece el primer almendro .

2 comentarios:

Anónimo dijo...

FELICIDADES AL ABUELO,SALUD PARA CRIARLA,PARA VERLA CRECER, Y ESCRIBIR ESAS PALABRAS TAN LINDAS

Tejedor dijo...

Gracias Anonimo/a, espero poder llegar a los cien, buena edad cara conocer a mis tataranietos. En ello andamos.
Una ramita de almendro para ti....