miércoles, 23 de julio de 2008

Naufragio del Rio Miño




-"Ricardo... hola, buenas noches, ¿es tarde para llamar?"- , -" !Hola!, un abrazo... no, no es tarde, con estos calores no hay quien duerma"- , -"Te llamo porque quiero compartir con vosotros este día precioso que he tenido, estoy alegre, muy alegre. Estamos celebrando algo que hemos encontrado buceando... todo el día en el agua y al final lo hemos encontrado ...y después de unas copitas en la playa y con esta luna sobre el mar que esta preciosa, quería llamaros para compartirlo"-, -"¿no me digas?... que bien. De veras que me alegro.....Venga cuenta, que quiero que me cuentes todo"-, -"Pues mira.........."-.

Nefer estaba con un grupo de amigos y compañeros de trabajo celebrando algo que estaban buscando desde hacia tiempo, algo que enlazaría con la clarificación de lo que habían estado investigando y estudiando desde años. La localización del vapor a palas "Rio Miño", naufragado en 1856 frente al faro de la isla de Tarifa. Serian casi la una de la mañana, en una noche de luna llena que se reflejaba en el mar bella y poderosa, estaban todos en la misma playa de Tarifa y por la entrecortada charla, en la que Nefer quería contármelo todo y además decirme como estaba la luna y el mar, como se estaba reflejando la una en el otro y lo alegre que estaba, como se sentía....., parecía una niña pequeña en día de reyes.

El Rió Miño era un barco de madera, construido en Inglaterra en 1853, con velas y ruedas de palas propulsadas por dos calderas de vapor. Algo así como los que estamos acostumbrados a ver en películas del oeste, con escenario en el Missisipi. Había sido fletado por la familia Heredia, una de las mas ricas de España en esa época, para realizar un viaje de placer entre Málaga y Sevilla, para asistir a la feria. En él viajaban la viuda de Manuel Heredia, Trinidad Grund y sus dos hijas pequeñas, además de miembros de las familias mas ricas de Málaga y la alta burguesía de la ciudad.

La travesía transcurría con normalidad hasta que, casi pasado el Estrecho de Gibraltar y en una situación de levante en la que se forma una leve neblina en la zona, sobre las diez de la noche el barco se vió embestido por la fragata Minden, un buque inglés que entraba en el estrecho a toda vela abordando al Miño, provocándo tales vías de agua que en solo unos minutos escoró por babor, cosa que hizo que se metieran cantidades ingentes de agua y que era imposible contener. El patrón puso rumbo a tierra para tratar de salvar la nave embarrancándolo en la playa mas cercana, pero con la falta de gobierno tuvo la mala fortuna de ir contra las rocas y acantilados de la isla de Tarifa, justamente a la altura del faro. Parte de la tripulación ganó la costa a nado , entre ellos la propia Trinidad Grund, gracias a un grueso abrigo de paño que se había enrredado con otros enseres y que le sirvió de flotador. Sus dos hijas murieron junto a 62 personas mas. Únicamente se salvaron 28 personas incluida la propia Trinidad.

Los restos del barco habían sido conocidos por buceadores desde principios de los 80, llamándolo San Andrés, ya que habían encontrado lingotes de hierro con la inscripción "San Andrés", se habían encontrado igualmente botellas de soda de cristal blanco, con la inscripción "HODSON´S-SODA WATER-BED FORD STRIT, 24-COVENT GARDEN" que se dataron sobre 1860, que sí podrían corresponder al naufragio del Miño, pero el caso es que se quedó con ese nombre, con el que ya estaban identificados los restos y el lugar. Años después otros buceadores descubrieron dos enormes calderas que podían ser del Miño, pero a distancia de las demás piezas, cosa que demostraba que la nave de había partido y se habían ido esparciendo las piezas en el camino a tierra, ya en el propio momento del naufragio. Sucesivas investigaciones demostrarían que los lingotes con la inscripción "San Andrés", podrían proceder de la Fundición de Hierro San Andrés, propiedad de la familia Heredia e instalada en las playas de Huelin en Málaga y que, seguro, serian utilizadas como lastre según la carga del barco.

Por unas u otras circunstancias ya se tiene totalmente asumido que los restos de Río Miño corresponden a los que, durante mas de un siglo, se pensó que eran del San Andrés.

Doña Trinidad Grund se dedicó a hacer obras de caridad y en su testamento pidió ser amortajada en el grueso abrigo de paño que la había salvado y que era lo único que le unía a sus dos pequeñas hijas fallecidas en el naufragio.

Mi amiga Nefer, al poco tiempo de aquella bonita llamada, desapareció como burbujas del agua de soda del San Andrés. Llegan y empiezan a contonearse graciosas mientras suben, siguen subiendo juguetonas y amables.... continua la subida con mas gracia y al fin..... ¡plás! desaparecen en la superficie del vaso. Supongo que estará feliz buceando por esos mares de Dios y que habrá encontrado muchos barcos y tesoros perdidos.




La primera fotografía corresponde a la superficie del lugar donde ocurrió el naufragio. La segunda es de un buque de la misma época del Río Miño y corresponde a un barco de guerra de la armada de Chile. En el vídeo se pueden apreciar con claridad las dos torres y el eje que sujetaban las ruedas de palas.

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