lunes, 28 de julio de 2008

Trinidad Grund -Naufragio del Rio Miño









Mi buena amiga Trini es descendiente directo de la familia Heredia y cuando se enteró de mi escrito publicado en el blog sobre el naufragio del Río Miño, me hizo llegar documentación, de su familia, sobre el tema, entre ellos un librito escrito por Mª Pía Heredia Grund, nieta de Manuel Agustín Heredia, el fundador de la dinastía, editado en Madrid en 1955. El libro esta fotocopiado y encuadernado en "gusanillo", por lo que al parecer nunca fue reeditado, se guarda y se trasmite así fotocopiado entre las diferentes generaciones de la familia. En el libro se relatan las memorias de la propia escritora, al tiempo que transcribe las historias que le contaron sus tías y familiares directos, entre ellas un apartado acerca del naufragio del Rio Miño.

De lo expresado en la entrada del 23/7, no quiero cambiar nada, a pesar de que ahora tenga más información, simplemente lo que a continuación se expresa será complemento de lo indicado en la entrada el día 23.

Trinidad había enviudado tragicamente y su familia por distraerla, y porque ella lo desearía, alquilaron para la feria de Sevilla un casa amueblada y convidaron a varios primos jóvenes, hijos de Martín Heredia: Eduardo, Elisa y Federico además de a Matilde Cámara, Cecilia Bardenburg Cerero, llevándose además criadas, doncellas, niñeras, cocinera.. haciendo el viaje en el vapor pequeño del abuelo, que se llamaba Miño.

Salieron de Málaga, embarcados, a fines de marzo de 1858 con un tiempo hermoso y con la alegría natural de la juventud. Iba en la expedición un canónigo de la Catedral, que se llamaba Boscaza y que iba a hacer oposiciones a la catedral de Sevilla, acompañándoles también un marmolista de Italia, un tal Frapolli.

El tiempo era esplendido. Pasaron la noche en Gibraltar y al día siguiente, después de cenar, salieron para Sevilla. Había luna llena y la noche era tan hermosa que se quedaron hablando en cubierta hasta cerca de las doce y cuando empezaron a desnudarse oyeron el pito del capitán dando órdenes, carreras desenfrenadas sobre la cubierta de los marineros alocados y todos se lanzaron a las escaleras para ver que sucedía. Iba el Miño, que era un vapor muy pequeño, costeando la Punta Carneros, muy cerca de tierra, por ser la noche tan clara, pero al volver la punta vieron venir sobre ellos, como una catedral, un vapor inglés tremendo, el capitán para huir, se atravesó ante él. Trinidad y su hermana María cuentan lo mismo, que el inglés embistió al Miño y su proa tiró como afeitando cuanto había sobre la cubierta, las dos perdieron el conocimiento al instante, sin ser conscientes de golpe alguno. Al volver en sí, Trinidad tenía los ojos cerrados, sintió fría su cara, abrió sus ojos y entonces se hizo cargo de que le faltaban su hijas a las que tenía abrazadas cuando perdió el conocimiento. Le salvó su abrigo, que tenía un cuello de piel y en el que se había enganchado un banquillo, de esos hechos con tres tablas para los marineros. El barco inglés arrió sus botes al agua recogiéndola y atendiéndola, sin decir palabra.

María llevaba puesta una capota, de esas que llaman "galeras", por su hechura y teniéndola atada al cuello, se le había llenado de agua y eso le permitía tener la cabeza fuera del agua. Nadó como pudo y viendo un marinero agarrado a una tabla se acercó a él , diciéndole éste: -"No te acerques ni agarres a la tabla, o si lo haces te mato"-, respondiéndo ella : -"Déjame agarrarme, que ya no puedo más"- y como por su voz de mujer y su aspecto de joven le pareció una niña, la dejó agarrarse a la tabla y al poco un bote inglés les rescató.

Trinidad no quiso alejarse de Gibraltar hasta ver si se encontraban restos de sus hijas y fletó un vaporcito en el que estuvo recorriendo el estrecho sin que apareciese nada.

Murieron en el naufragio dos primos, hijos de su tío Martín Heredia, Federico y Elisa, y el primero había ganado en Inglaterra un título de natación, también sucumbieron Matilde Cámara y Cecilia Bardenburg, dos amigos de María, el canónigo Boscaza y todos los criados, el capitán y los marineros; de éstos solo se salvaron dos. María dio una buena cantidad de dinero al marinero con quien se encontró, y cerca de la costa de Benalmádena mandó construir una ermita , pagando a un capellán para que la atendiera, ya que había una barriada lejos del pueblo. Trinidad y María guardaron los vestidos que llevaban puestos cuando el naufragio para que les sirviera en su entierro. El de Trinidad se había quedado tan chico que se lo echaron por encima sobre el vestido que usaba al morir, a los setenta y ocho años, el 28 de agosto de 1896.




La ilustración es del Estrecho de Gibraltar, a la derecha Marruecos. El saliente puntiagudo en la parte europea es la Punta de Tarifa, lugar del naufragio y marca la línea de división entre el Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo.

La fotografía es de un atardecer con luna llena en invierno, los montes que se ven son "Jaber Musa" (Marruecos).

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Se te ha olvidado un detalle importante: el marmolista Frapolli,muy conocido en la época y del cual se debe el altar mayor de la Catedral de Málaga entre otras obras, también sobrevivió.

javier molina dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
javier molina dijo...

Jebel Musa es la monteña que se vé llamada así por lo arabes en alusion a moises y la tierra partida por el mar. Cabo Espartel se encuentra más a poniente se ve con claridad desde tarifa pero mas a la derecha como un saliente junto al puerto de Tanger un saludo

Tejedor dijo...

Gracias por la correccion, por despiste no habia leido tu aclaraccion hasta hoy, ahora miso lo corrijo.

javier molina dijo...

me ha sido muy util tu información para una serie que dirijo en Canal2Andalucía dedicada al mundo del mar y que se emite los domingos a las 5 me sirvio de mucha ayuda tu información y podrás ver el pequeño relato que hemos hecho con imágenes etc en los póximos domingo muchas gracias

Unknown dijo...

el escultor josé frapolli pelli era el que acompañaba a trinidad grund en el Miño. Hay que añadir a todo lo aportado, que era cónsul general de Suiza en Sevilla. Un saludo.