miércoles, 4 de febrero de 2009

Mi Bisabuelo Fue Panadero (1)



En estos días en que no deja de llover, los ríos y arroyos cantan a toda voz con gran fuerza, haciendo que la música del agua llegue a ensordecernos. En el Cerezo, el cauce va de lado a lado arrastrando ramas y restos de vegetación. El caz que lleva el agua al molino tiene que soltar la que sobra, no entra toda en su cauce. El molino ya hace muchos años que dejo de moler, pero durante décadas sirvió para moler trigo de la cosecha , y con la harina mis bisabuelos hacían un rico pan blanco redondo que se mantenía tierno durante días. Dicen que el pan de "El Juaico" era famoso. Y no solo eso, en la caída del agua colocaron turbinas para aprovechar la fuerza del torrente y generar electricidad con la que se alumbraron la casas del Sauseo y de Trabuco también durante décadas.

Ahora solo me recreo disfrutando del espectáculo de la atronadora música del agua y trato de imaginar como fueron las cosas aquí hace un siglo. Imagino a los hombre y mujeres que construyeron esta inteligente y sencilla forma de tomar lo que la naturaleza les ofrecia y precisamente encauzándola, tomando su propia fuerza, domándola sin dejar de respetarla.

Quizás sea ese el secreto, domar con caricias. Preparar los muros de piedra para crear una guia,
una salida, llevarla con ternura al lugar donde ha de crear la fuerza, ayudar a que su fuerza sea mayor, la mayor fuerza que pueda, cayendo desde las alturas de las chorreras hasta las alcobas donde estaban las piedras de moler, y luego una vez que ya la fuerza hizo su trabajo, con otra caricia dejarla salir otra vez a su cauce, que siga su camino hasta el rió grande.

Quizás sea ese el secreto , yo solo aprendo y me recreo.

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