domingo, 14 de diciembre de 2008

Mangas Verdes La Tejedora (Cuento)



Veía al tío Arturo manipular entre lo que a mi me parecían aparatos espaciales, elementos de naves que venían de otro planeta, incluso jugaba con algunos que ya no le servían, que se habian estropeado y habían sido sustituidos por otros para que aquel aparato de radio funcionara. Cápsulas de vidrio transparente que en su interior dejaban ver trocitos de alambre , algunos en espirales sujetos en plaquitas plateadas friísimas. Yo me veía todo un astronauta manipulando y jugueteando con aquellos chismes.

Arturo vivía en una calle estrecha del barrio de Tetuan en Madrid, en la ultima planta de una casa modesta de tres alturas. Un amplio portal con escaleras de peldaños de madera, iniciándose en un solo tramo central con otros sucesivos a izquierda y derecha que se unían en el siguiente piso en otro tramo central. En un rincón del salón había instalado un pequeño tallercito donde tenia todo sus instrumental, repuestos y aparataje.

Por alguna circunstancia que desconozco el hermano de mi padre que habría tratado de "hacer las Americas", había vivido un par de años en Venezuela, en la ciudad de Maracaibo, pero no debieron de haber salido las cosas como el pensó y había regresado al poco tiempo.

Ya en Madrid hizo un curso por correspondencia de radio y electrónica en la Escuela Maymo. Se podían ver en estanterías de madera que el se había fabricado todas las notas y apuntes que le mandaban junto a los elementos de montaje y componentes, incluso los soporte de circuitos, las carcasas y muebles que los aparatos de radio que el curso incluía. Todo eso me llamaba la atención en gran manera. No creo que fueran más de tres o cuatro mis visitas esa casa, pero tanto me llamo la atención que ahora la recuerdo como si la estuviera en ella. Yo mismo he regalado a algunos niños hace poco tiempo algunas piezas similares procedentes del "destripe" de algún transistor viejo a Germán o a María que se han pasado buenos ratos en el taller jugando con sus "naves espaciales" como si fuera con la mejor Nintendo de ultima hora.

En el otoño del 57 una de aquellas preciosas y misteriosas cajas de madera apareció en la casa de mi abuelo Canelo en Villanueva, mi tío Arturo le había hecho la radio y en uno de los viajes de mis padres al pueblo se la habían llevado.

Dos bandas de onda media y una de onda larga, con un precioso dial de cristal donde aparecían todas las emisoras, desde las más cercanas a las más lejanas, Berlin, Moscu, Praga......
Ya de noche se sentaba mi abuelo junto a la radio y en un volumen que casi el solo podía oír, escuchaba Radio Pirenaica, todo en un gran secreto y un tanto de ceremonia. En algunas ocasiones me dejaba que escuchara junto a el , mientras el resto de la familia, todas mujeres estaban en la cocina en sus labores o charlando sentadas frente a la gran chimenea del fondo.
Siempre escuchaba las mismas entradas: "-Escuchan Radio España Independiente, Radio Pirenaica.....
y seguían con su retahíla de la que yo nunca entendía ni papa, pero de la que mi abuelo siempre tomaba buena nota, o eso es lo que me parecía a mi , ya que no se separaba por un buen rato de aquel aparato

Tiempo después entendí para que servía aquel cable que había colocado disimuladamente estirado en el caballete central del tejado formado por tejas árabes y que no se podía ver desde la calle.

Por las tardes, sobre todo cuando la lluvia arreciaba o hacia mal tiempo solía escuchar un programa en el que durante algo así como media hora contaban cuentos, de los de verdad, de los de antes. Relatos que a pesar de su fantasía a mi me parecían reales ya que escenificaban con sonidos todo lo que ocurría detrás de las palabras. Quiero dejar aquí uno de ellos que nunca escuche, pero que pude haber escuchado.


-"Queridos niños y niñas...... hoy os vamos a contar a todos el cuento de la Tejedora Margas Verdes..."

....."En un lejano país, había una vez una tejedora que con hilos de varios materiales... lino, lana y hasta seda que ella misma hilaba hacia preciosos paños y luego con ellos .. cosiendo y cosiendo hacia hermosos vestidos que regalaba a todos sus familiares y vecinos.. sin ocuparse demasiado por ella misma. Así teje que te teje, día a día, mes a mes, año tras año... hasta que llego a tener tantos que no tenia mas remedio que jubilarse. los vecinos le decían : -" Y para ti cuando vas ha hacer algo-" , "-Vas hecha un desastre.. tejedora-" . Así que a punto de dejar de trabajar, decidió hacerse un vestido de seda , le puso unas abombadas mangas verdes... se lo probo, le gusto y salio a la calle con el puesto luciéndose.
Otra vez los vecinos le decían cosas por la calle :"-A buenas horas Mangas Verdes-", pero ella ni caso, seguía paseando con su lindo vestido orgullosa de su trabajo, sin hacer caso a nadie.

Y esta es la moraleja del cuento, que no solo es una sino tres..... dos que os diré ahora y otra que tendréis que descubrir por vosotros mismos queridos amiguitos.

La primera que no se debe de dejar para mañana lo que hoy podáis hacer y lo primero es ocuparos de vosotros mismos ........ y la segunda que nunca es tarde para empezar ha hacer algo.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado"......





Dejo un archivo sonoro de la ultima emisión de "La Pirenaica" en 1977.

http://personal4.iddeo.es/mende/sonidos/despedida.mp3

(Para escuchar solo tienes que copiar y pegar en el navegador, o pinchar aquí directamente)


(La idea de este cuento la tome prestada de un programa de Radio Nacional que escuche ayer mientras estaba trabajando. La segunda fotografía es de un aparato de radio parecido al que todavía hay en casa de mi abuelo, el mismo que le hizo mi tío Arturo y que después de 55 años sigue funcionando, solo tiene estropeada la rueda de madera del potenciometro de volumen, la primera fotografía es del taller de Ricardo Martín y también sigue funcionando cada día, supongo que hasta que se jubile, como Mangas Verdes).

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