miércoles, 14 de enero de 2009

El Afilador del Pasaje de Chinitas



Había un músico, una guitarra.. me acerque para escuchar , preferí sentarme enfrente de el, en una de las sillas de tijera que estaban preparadas para el paso de la cabalgata de reyes tan solo en unas horas. Estaba atento al músico cuando mi manía de escuchar las charlas de los demás (eso se llama cotilleo), me hizo perder la atención y concentrarme en dos ancianos que mantenían en una amigable charla a mi lado, en las sillas contiguas.

El más anciano le decía al otro que escucha atento: -"Los Galvez, si... los Galvez de Macharavialla, una gran familia, el padre fue Virrey de Nueva España y el hijo.... el hijo, mira.. si no es por el hijo, los americanos ahora serian ingleses"-, -"Mira ese.... tomo Pensacola, a la entrada del Missisipi.... y eso hizo que perdieran las colonias los ingleses"-, el escuchante le miraba asombrado, casi no acertaba ha hacer preguntas. Le hablo de la batalla de Pensacola, del "Yo Solo" que le concedió el Rey Carlos III en su escudo por la hazaña que realizo. Le hablo de que en la ciudad de Galveston, que según se ve tiene el nombre en su honor, hacen fiestas rememorando la batalla. -"Y...¿ sabes que ahora están construyendo un barco igual en la Escuela Taller de El Palo?- , -"Igual que el que el mandaba en la conquista de la ciudad-".

Yo que me había sentado para observar al músico callejero, no me estaba perdiendo mi papa de la charla de mis vecinos de silla. Pero en un momento se levantaron y se marcharon paseando en dirección al Pasaje de Chinitas y ya me pareció demasiado descaro seguirles , así que como estaba ya en el pasaje, preferí seguir husmeando los peculiares establecimientos y personajes de la zona.

Mucho hay que hablar del Pasaje de Chinitas, donde estaba el antiguo café cantante que tenia el mismo nombre del pasaje y que inmortalizo Federico Garcia Lorca con aquel poema: "En el Café de Chinitas mato Paquiro a su hermano......". Un sonido reclamo mi atención, un pequeño establecimiento de no mas de 4 metros cuadrados, donde un afilador le metía mano a la hoja de corte de un cuchillo haciendo chisporrotear la piedra de amolar, pero además la charla que a la vez se mantenía entre el afilador y sus dos contertulios no tenia desperdicio y, me quede cerca y atento.

Se trata de un establecimiento singular que regento D. Manuel Ocon Dueñas, uno de esos personajes sabios de los de verdad, otro Séneca andaluz, investigador e historiador de la cultura y costumbres malagueñas. Un maestro afilador que llego a tener una biblioteca de mas de 5000 volúmenes, y que en su establecimiento mantenía permanentemente tertulias sobre lo divino y lo humano a la vez que le daba a la rueda de amolar para sacarle filo a todo tipo de herramientas cortantes.

Después de escuchar la tertulia e incluso participar en ella seguí mi camino en dirección a la catedral por la calle Santa María, con paso lento y despreocupado, disfrutando de la mañana.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Simplemente genial, el articulo, la verdad que con algunos articulos lo paso en grande. Sinceramente te tengo que felicitar... sigue así...

Verdaderamente genial.

Tejedor dijo...

Con lectores como tu no le hace falta a nadie abuela.

Gracias.