miércoles, 15 de octubre de 2008

Peras en Mecina


Irune, esponjita.... cuando regresamos, a los dos meses ya no había ni rastro de las moras dulces del paraíso, pero a unos metros, en el ultimo bancal, detrás de la morera, asentado en el terreno cultivado pero con el tronco un poco torcido hacia el terraplén de la carretera y dejando algunas de sus ramas principales suspendidas al muro, de donde mana el agua fresca, había un peral con sus frutos verdes en sazón, ya tan maduros, que algunos de ellos habían caído al suelo o a la acequia que viene del lavadero, donde aparecían varias de ellas navegando a toda vela.

El caso es que como yo desde aquel episodio de la garrota y los membrillos, nunca robo nada de nada... pues se me ocurrió acercarme subiéndome un poco desde muro a las ramas mas cercanas y simplemente con realizar ligeros movimientos, las peras empezaron a caer alegres de saber que ya tenían quienes las disfrutaran. Y eso es lo que pasó....... lo que sigue forma parte de nuestra barriguita.

Eso sí, te tengo que contar que si te reíste, de mi y conmigo, cuando "robamos" las moras, esta vez te habría dado algo malo, pues en unos de esos equilibrios por coger las peras, me quedé (imagínatelo) con una pierna en el muro de la fuente, con un brazo en una rama, la otra pierna al aire, el cuerpo como un ocho, las peras cayendo y yo intentando cogerlas con el brazo libre, hubo alguien riéndose y diciendo "¡que ya no tienes edad para esos ejercicios gimnásticos!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No estoy segura de que nadie tenga edad para nada...la edad escapa,no hay quien la retenga, por eso hay que poner el corazón en vivir cada momento y disfrutarlo,para seguir sin tener edad para nada, pero llevar dentro con cada sensación, la percepción de sentirse plenamente vivo,se tenga la edad que se tenga.
(Ana)

Anónimo dijo...

has relatado tan bien ese momento vivido que sin estar ahi me he reido te he visto encaramado como un niño. Sin vivirlo lo he vivido y es que otro momento feliz fue compartido.(Irune)