jueves, 18 de junio de 2009

La Torre de Hercules, (Segunda Parte)"Atardecer desde Mera"





-"La verdad es que no se quien me mandaría a mi venir aquí"-.
-"¡¡Esta puñetera manía mía de meter las narices donde nadie me manda!!"-.

La oscuridad cada vez era mayor, la situación se estaba poniendo ciertamente peligrosa , o eso me parecía a mi. La marea estaba subiendo, y las olas, a pesar de que el día había estado calmado, golpeaban contra las rocas produciendo un fuerte sonido que me impediría pedir ayuda si la cosa se ponía peor. Todo había surgido de improviso, sin haberlo planeado. Un tranquilo y simple paseo por los acantilados a finales del invierno, no llevaba el calzado adecuado para sujetar mis pies a la roca con alguna garantía de no escurrirme y caer al fondo sin darme ni cuenta, tampoco la ropa de abrigo adecuada para hacer frente a cualquier imprevisto relacionado con las temperatura.

El caprichito era esperar el atardecer entre los acantilados de la costa de Mera, uno de los promontorios que cierran la bahía de La Coruña por el Este, justo frente a otro promontorio en la ciudad y sobre el que esta el faro de La Torre de Hércules. No había llegado solo, pero ya allí, decidí bajar yo solo, descolgándome por las rocas, para llegar tan cerca como pudiera del lugar donde estas eran golpeadas por el oleaje. Me había costado llegar, agarrándome a un lado y a otro de varias oquedades y simas del acantilado, pero por fin lo había conseguido y estaba donde quería estar. Bajé, bajé, sin advertir que la subida seria más compleja, no solo por el desconocimiento del lugar, sino por la propia oscuridad que poco a poco se venia encima sin darme cuenta, ensimismado como estaba en atrapar aquel atardecer.

Cuando me di cuenta ya era tarde, y la noche ya se estaba instalando en la bahía, solo cabía hacer lo que había venido a hacer, disfrutar de la visión del sol perdiéndose por los confines de la tierra y dejándose descolgar a trechos por entre las nubes. Así que mi vista y mi pensamiento, y un poco lo que tenia en la garganta, de corbata, se instalaron a resguardo del frió, de las olas y del viento que ya empezaba a arreciar, y no dejaron un segundo sin hacer una fotografía, y lo de salir de allí, ya llegaría.

Llego, llego... intente pedir ayuda, pero mis acompañantes que estaban esperando, con preocupación , en lo más alto, no podían hacer nada, ni siquiera podían escucharme con el sonido cada vez mayor de los incesantes golpes de las olas en las rocas . Ajuste la cámara a la cintura y subir poco a poco. El musgo de las rocas se habían humedecido por las pequeñas gotas que saltaban , llevadas por el viento.

-"Coñe, ¿Quien me mandaría a mi?"-

Hubiera sido un espectáculo ver a Hércules desde aquí, en tribuna, ver como perseguía por estas costas a Gerión, verles en la singular pelea, y verle construir la torre y fundar la ciudad. Seguro que agotaron las entradas, además yo en aquellos momentos no esta por aquí, así que no hubiera podido presenciar la contienda.

Por fin llegue a lo alto, arañado por la cantidad de malezas, y por las rocas, algunas con lascas que cortaban , a las que me tuve que agarrar como pude. Y encima las dos , me pegaron una buena "bronca", y les prometí que no lo haría más, al menos en esas condiciones, con una sola excepción:

-"¡ Solo y únicamente lo haré, si me encuentro con otro atardecer así!"-

No pude estar presente en la pelea de Hércules y Gerion , pero por lo menos, durante ese atardecer si les pude imaginar, disfrutando del atardecer en este escenario.

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