Este cuadro lo he terminado hace unos días, mide 116x82 cm., es óleo sobre tela de algodón que encontré en la basura de restos de embalajes en los que se veían textos en alfabeto cirílico, es posible por tanto que viajara desde Rusia protegiendo alguna mercancía. Los volúmenes del relieve de las crestas de las olas están realizados con una mezcla de "Aguaplas", agua y cola blanca de carpintero.
Durante algo mas de 4 meses, el cuadro ha estado reposando en el caballete, sin saber por donde tirar, como seco de ideas y con un enfrentamiento entre lo que había yo decidido que fuera y lo que él quería ser, en algún momento, lo que yo quería que fuera, un amanecer entre colinas brumosas, de repente pidió ser mar, pidió ser azul y así fue, en tan solo tres días todo termino y tal como el lienzo me pedía.
No se si es bien este sistema de trabajo, este método, el dejar que la obra te pida lo que quiere ser y dejarse llevar por "sus caprichos", desde luego no es demasiado científico pero no puedo o no sé planificar la obra, cuando lo hago, casi siempre se me "enquista", así que al final es ella la que sale ganando y a mi me parece que tiene razón, pues de lo que se trata es, simplemente, de pasarlo bien, de que el andar por el camino sea lúdico y según el camino nos indique, sin enfrentarnos a algo que al final va a ser lo que la propia obra quiera.
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