domingo, 15 de marzo de 2009

Los Colores del Mar, Mezquitilla a Mediados de Marzo






En Madrid todo lo más parecido que había al mar eran las orillas del río Manzanares, en que alguna vez me bañé. Mas tarde cuando en verano venía a la casa de los abuelos, en Villanueva, siempre preguntaba donde estaba el mar, en que dirección y la respuesta siempre la misma, -"Detrás de las montañas"-, -"¿Pero, detrás de esas montañas?"-, decía yo señalando la cercana sierra, -"No, detrás de esas hay otra, y luego otra, después de varias, ya sí esta el mar"-. Y así se quedaba la cosa, pero no sin que yo me asomara, de continuo, al mirador de la plaza de Bacalao sentado junto a la barandilla, con la mirada fija en la dirección que me habían dicho , imaginándome a mi mismo volando, por encima de las montañas, una tras otra quedándose detrás al paso de mi vuelo, ya casi llegando a la propia orilla de la playa que había visto en alguna película de piratas, o de Antonio Molina "pescando coplas", porque la tele ni siquiera había aparecido en nuestras vidas.

Hasta que un día llegó el momento, viajamos al mar, a la casa del tío Andrés y tía Aurora. El viaje en el 600 fue emocionante, aparte de largo y pesado, por lo sinuoso de la carretera que transcurría en plena montaña a través de montes y montes, haciéndose siempre interminable.

De las casi 2 dos horas del viaje, al menos media hora, la carretera iba bordeando un promontorio colgado en la montaña, en el que se podía apreciar una antigua fortaleza en ruinas junto a un pueblo de casas blancas como la nieve, una impresionante mole que al menos durante esa media hora no dejaba nunca de llamarme la atención y entretenerme el camino en dirección a la Axarquia malagueña. Más tarde me enteré que se trataba del pueblo y castillo de Comares, que fue vital para la toma de la zona por los Reyes Católicos. En esta fortaleza los árabes resistirían ferozmente el asedio de los reyes cristianos en varias ocasiones.

Y al final, cerca del mar, una franja de llanura, con campos cultivados de caña de azúcar. Y por fin la llegada a la playa, al Mediterráneo, a una playa de arena negra y "granosa" que se pegaba a la piel sin remisión y llena de "chinos" que no te dejaban recostar el "serete" en ella, a no ser con algo para protegerte. Una arena que se marchaba de la playa con la llegada del "levante", dejándola descubierta, solo piedras arrastradas desde las montañas aparecían, y regresando otra vez la arena, a cubrir esas piedras cuando comenzaba el "poniente".

Pero habíamos llegado.. esto era el mar, esto era el Mediterráneo y se había cumplido mi deseo, mi fantasía de volar por las montañas llegando a las orillas del "río grande".


El vídeo es de la semana pasada, tomado en un atardecer oscuro, en la playa de La Mezquitilla, mi primera playa que luego tantas veces disfrute del Mediterraneo

(El vídeo es de la semana pasada, las fotos del verano del 2008)

1 comentario:

Tejedor dijo...

!Madre mia!... Una pena, porque posoblemente quiere decir algo interesante, al menos largo si es.

Si no se rumano, ya me diras esto que parece ser chino mandarin, pues mucho menos.

De cualquier forma, muchas gracias por el comentario y si alguien lo sabe traducir que lo haga.