viernes, 6 de junio de 2008

Peña de los Enamorados


Al pasar por Antequera, en medio de la vega, una imponente mole de piedra con la apariencia del rostro de un hombre, la Peña de los Enamorados.

La leyenda nos cuenta lo siguiente:

Era Antequera límite fronterizo de la España cristiana con la morisca, en la época del reino nazarí de Granada. Un joven cristiano , Tello, cae prisionero en una localidad próxima. La hija del mandatario moro de esta localidad, Tagzona, va por curiosidad a los calabozos en los que se encuentra Tello. Ambos, de una casi única mirada, caen enamorados y deciden marcharse, ya que por aquellos siglos no se les permitía contraer matrimonio a parejas de distintas creencias.

Aunque escapan de la cárcel, son descubiertos por los guardias que, con el padre de Tagzona al frente, salen a su captura. El desafío se va difuminando, los moros se acercan y no saben que hacer. Llegan a un peñón, en las entradas de la ciudad de Antequera, decidiendo subir por él. Ya en todo lo alto, los arqueros del padre moro apuntan a los jóvenes con sus flechas. Ambos se miran, se cogen de la mano y se colocan al filo de la cima. No tenían escapatoria: rendirse y ser capturados y separados. Pero no, Tello y Tagzona, unidos por sus manos, vuelven a mirarse fijamente y se despeñan, saltando al vacío.

Cuenta la leyenda que en ese momento los montes se abrieron cambiando su relieve y el peñón se transformó en la cara de amante despeñado.

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